Capítulo 1

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Londres, 1895

El baile otoñal de la viuda Winthrop era uno de los acontecimientos del año que nadie se podía perder, porque era el principio de la temporada en Londres. En dicho baile se presentaba a las jóvenes nuevas en las fiestas de sociedad y las que ya estaban se exhibían para buscar maridos adecuados. Si no recibías una invitación para aquel baile era porque no eras importante en la sociedad y luego estaban las invitaciones de cortesía, como la expedida a la familia Snow hijos del difunto conde Arendelle.

Los hermanos Snow eran tres, hijos de padres distintos. El mayor Edward de 25 años era hijo de un conde ingles que había muerto antes de poder casarse con su madre y reconocer a aquel retoño. El mediano Percy de 23 años era hijo del mejor amigo del conde, también lo había aceptado como suyo, por el gran amor que le tenía a su esposa. Y, por último, Elsa era la única hija legitima del conde de Arendelle. Había sido presentada en sociedad a los 16 años, pero aún a sus 20 no había encontrado ningún pretendiente. ¿La razón? En la alta sociedad se decía que ella era la heredera de la actitud lujuriosa y pecaminosa de su madre, por esa razón todos los "pretendientes" que se le acercaban pensaban que conseguirían el tesoro antes de casarse.

Edward estaba felizmente casado, con una bella joven en estado de buena esperanza. Él había sido el heredero del título de conde de Arendelle y por lo tanto el tutor legal de Elsa, el cual decidiría quién era apto para su casamiento. Percy aún no había decidido su casamiento con la joven a la que cortejaba. Este también opinaría sobre el casamiento de Elsa, porque así lo habían decidido entre los hermanos. Elsa tenía una dote de 500 mil libras, las cuales atraían a muchos falsos pretendientes que lo único que querrían era esa pequeña fortuna. La única condición era que Elsa la recibiría cuando tuviese a su primer retoño, lo cual echaba hacía atrás a muchos de esos pretendientes.

Aquel baile estaba lleno de expectación porque el nuevo conde y comandante de la marina Jackson Frost aparecería después de muchos años sin ir a ningún baile de sociedad. Él era uno de los solteros mas codiciados ya que su riqueza y prestigio solo se podía comparar con la de la reina. Todas las jóvenes casaderas tenían orden de seducir al conde Frost a como diese lugar, Elsa incluida. Todo el mundo creía que era un mujeriego, pero nunca se había demostrado si así era.

Se podía ver a una joven rubia platinada, de ojos azules y con un vestido de color naranja pastel, a un lado de la celebración pegada a uno de los grandes ventanales del salón de baile. Ciertamente, no le gustaban en esos bailes tan frívolos, pero su hermano la había obligado a asistir. Por lo visto la persona mas esperada de aquel evento había llegado, puesto que todo el mundo se agolpaba en la entrada. Elsa se aburría muchísimo y quería irse de aquel lugar cuanto antes.

Elsa comenzó a caminar, cruzando todo el salón, para llegar donde estaban su hermano y cuñada, los cuales parecían estar tan felices hablando entre ellos. Se cruzó con una antigua amiga, la cual la había dejado de lado al entrar en la sociedad. Aquella chica se había casado con un viejo conde que le había dejado toda su fortuna y tierras, por lo que ahora era una de las viudas más jóvenes de la sociedad.

Como siempre pudo oír los cuchicheos que existían a su alrededor mientras cruzaba aquel salón. Al llegar a la altura de su hermano, vio que hablaba con alguien alto con un extraño cabello blanco que llevaba repeinado hacía atrás, al mirarla aquellos ojos azul rey le traspasaron él alma.

-Conde Frost, le presento a mi hermana Lady Elisabeth Snow – la nombrada formó una mueca de desagrado en su rostro, odiaba su nombre completo-. Hermana el es el conde Jackson Frost.

"Así que este es el sujeto del que todo el mundo ha estado hablando", pensó Elsa mientras miraba lo costoso e impecable de su apariencia y vestimenta.

(Jelsa)Perdidos  en sensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora