Capítulo 3

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Los dos integrantes de la sala se quedaron expectantes a la resolución de aquel médico. Ese era el médico mas prestigioso de todo Londres, así que lo que él pronunciase a continuación sería la mera verdad y esta haría enfurecer o apaciguar a la reina.

-La condesa – pausó un poco el doctor-, presenta claros signos de haber perdido muy recientemente su pureza. Podría especular que fue anoche mismo, dados los desgarros y que aún sangra ligeramente. Ya le he dado algunos consejos a la condesa sobre como cuidarse hasta que le deje se doler – pronunció mirando a Jack, para posteriormente posar su mirada en la reina-. Majestad si no requiere más mis servicios, me retiro.

Él ama de llaves acompañó al doctor hacía la puerta. El conde miró a la reina, la cual parecía bastante decepcionada con la resolución del médico. Jack se quedó aún mas sorprendido cuando obligó al ama de llaves a que la llevase hasta la habitación principal.

Elsa estaba arriba, se había cambiado el camisón a uno de tirantes que tenía especial para cuando manchaba y se estaba poniendo un vestido de estar por casa, de los que no llevaban corsé ni nada. Cuando terminó de ponérselo, la puerta se abrió abruptamente, lo cual la hizo girar encontrándose a la reina. Enseguida hizo una reverencia.

-Su Majestad, disculpe mis ropas poco apropiadas para recibirla – se puso en su posición normal mientras miraba detenidamente al suelo-.

-Que hayas pasado la prueba no significa que no siga desconfiando de ti, creo en la palabra de Lady Mery mas que en la de una casquivana - dijo antes de volver a marcharse dejando a Elsa sola y estupefacta-.

A los pocos minutos, apareció Jack mientras que ella se hacía un ligero recogido simplemente para apartar su pelo de la cara. El conde revisaba con la mirada que no estuviese herida, porque no sabía que había pasado cuando la reina había subido.

-Parece que a su majestad no le ha gustado demasiado el resultado – pronunció mirándolo mientras sonreía y él le devolvió la sonrisa-.

-Eso parece. ¿Te sientes mejor? – Preguntó mientras se acercaba a ella.

-Si – él puso ambas manos en la mejilla de su esposa haciendo que lo mirase-, aunque – prosiguió ella- no es muy cómodo abrirte de piernas delante de una persona a la que no conoces y se presenta como "el médico".

-Bueno al menos ya no se podrá criticar que te entregaste a mí y que seré tu único hombre – dijo serió mientras que lo miraba a los ojos, estaba claro que le estaba diciendo que no tuviese ninguna amante-.

-Espero la misma entrega hacía mi por tu parte querido – contestó ella sería y retándolo claramente con la mirada-.

Ambos bajaron al comedor para tomar un buen desayuno antes de tener que irse a hacer sus quehaceres. Elsa estuvo el resto del día sentada en uno de los sillones del salón, pensando en todo lo ocurrido la noche anterior. Si ella no supiese la verdad pensaría que él la quería, por la forma y la ternura con la que la había tratado. Aquello había ablandado el corazón de Elsa, pensando que a lo mejor Jack no era como ella pensaba y que, aunque no la quisiera se preocupaba por ella.

Ella se preocupaba por él después de todo, se preocupaba porque era su marido y teóricamente hablando el era el hombre en el que podía confiar. Al menos eso le había enseñado su padre y era lo que había visto en sus hermanos. Ella sabía que su hermano mayor amaba a su esposa y que Percy amaba a su prometida, pero ¿ella estaría a la altura de ser amada a tal grado por un hombre como Jack? La respuesta era muy sencilla, no. Lo que mas la molestaba es que aquella revelación la entristecía.

(Jelsa)Perdidos  en sensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora