Capítulo 7

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Las horas pasaron y ninguno de ellos se había visto en todo el día. Elsa seguía muy dolida por todo lo que había ocurrido aquella mañana, lo único que había comido eran té y pastas. En su estomago no cabía nada que no fuese eso. En esos momentos se dirigía a la habitación que compartía con su marido y ciertamente no tenía ganas de hablar con él.

Al entrar vio que la habitación estaba desierta y solo estaba la chimenea encendida caldeando la habitación. Comenzó a desvestirse para ponerse el camisón y después fue a cepillarse el cabello frente al espejo del tocador. Lo único que había estado pensando en toda la tarde era en que su esposo se iría al día siguiente y que a él no le importaría irse con tal de librarse de ella.

El sonido de la puerta siendo abierta se escuchó. Elsa no tenía que volverse para saber que era su esposo el que entraba en la habitación. Ella terminó de cepillarse el cabello y se levantó del asiento.

-Elsa tenemos que hablar – pronunció Jack mientras ella alzaba el rostro para mirarlo-.

-No hay nada de lo que hablar – contestó antes de dejar de mirarlo y continuar caminando hasta la cama-.

-Si tenemos cosas de las que hablar Elsa – dijo mientras se acercaba rápidamente para cogerla del brazo y parar su camino hasta la cama-.

-Conmigo no tienes que hablar nada, cuando llegues a Londres antes de irte a coger el barco hablar con Mery. Es de ella de la que te tienes que despedir – contestó soltando su brazo de manera brusca-.

- ¿Qué te crees que estas diciendo? -Preguntó un poco molesto.

-La verdad. Estoy diciendo la verdad Jack. Si lo que querías era castigar a Mery por haberse ido con tu hermano en vez de contigo, ya la has castigado al elegirme a mi y ahora al estar embarazada – Jack la miró con los ojos abiertos-. Aunque esto debe de ser un error para ti, seguro que desearías que fuese ella la embarazada – sonrió triste mientras lo miraba-. Por favor, lo único que te pido es que seas feliz, eso es lo único que me importa.

Elsa se acostó. El conde no sabía que contestarle a lo que le había dicho, lo había dejado totalmente en shock. ¿De dónde sacaba todo eso?

- ¿No te das cuenta de que tu eres mi mujer y que te quiero? -Preguntó Jack de manera retórica. – Para mi Mery solo fue un desahogo sexual, nada más. A demás la prometida que me robo mi hermano es su futura esposa y a mi no me interesaba para nada esa mujer. Tu eres la única a la que le di el colgante de la mariposa y la mujer a la que quiero. Me tiene tremendamente fastidiado tener que irme a la guerra y dejarte aquí con nuestro hijo.

Elsa no contestó, pero estaba mojando la almohada con sus lágrimas, pronto los sollozos comenzaron a ser escuchados por el conde por lo que se acercó a ella y se acostó en la cama encima de las mantas y la abrazó para consolarla.

-Elsa te juro que si de mi dependiese me quedaba aquí para estar contigo, pero es mi deber ir – pronunció abrazándola un poco mas fuerte, pero sin llegar a hacerle daño-.

Aquello solo hacía que Elsa llorase mas entre los brazos de su esposo.

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Por la mañana despertaron juntos, desayunaron también juntos, pero no pronunciaban ni una sola palabra. Cuando Elsa acudió a una llamada de su suegra, Jack aprovecho para buscar a su hermano y hablar con él. Normalmente no hablaba con su hermano nunca. Lo encontró en la sala así que se sentó enfrente intentando encontrar las palabras para empezar.

(Jelsa)Perdidos  en sensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora