Capítulo 4

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Llevaba unos minutos quieto, sin moverse, solo mirando la casa. Por fin se atrevió a acercarse, pensaba entrar sin llamar y encontrar a su esposa. Pedirle también una explicación de todo eso, porque lo que había hecho no estaba bien. Entró y vio a la criada en el pasillo, la cual conforme iba entrando en la casa, revisándola. Le instaba que se fuera que allí no había nadie, pero en la última habitación encontró a su esposa de pie al lado de la ventana.

Elsa había escuchado la voz de su sirvienta, intuyó que probablemente su hermano ya se hubiese enterado de que estaba allí y la hubiese ido a llevar a rastras de vuelta a su casa en Londres.

-Elsa – susurró Jack, haciendo que enseguida Elsa se pusiese un poco tensa-.

Ella no se dio la vuelta para mirarlo, sabía quién era con solo escucharlo. Podía oír también a su compañía en aquella casa, diciéndole que dejase sola a su señora. En ese momento, Jack era la única persona a la que Elsa no quería ver, él se sentiría decepcionado con ella por todo lo que había pasado.

-Annalise, déjanos solos y por favor ve a la casa principal. Lleva lo necesario para dormir esta noche allí – la voz de Elsa sonó tan fría y sin vida que hasta Jack se sorprendió-.

La joven se marchó de la casa tal y como Elsa le había pedido. Durante todo ese rato habían permanecido en la misma posición en la que estaban antes, pero todo cambió cuando la muchacha se marchó de la casa, ya que lo sabían por el sonido de la puerta principal cerrarse.

-¿En qué demonios pensabas cuando te marchaste de casa? – Preguntó Jack mirando a Elsa enfadado.

-En dejarte libre, en unos meses me habrían dado por muerta y tu podrías casarte con Mery, ¿cuál es el problema? -Su tono de voz seguía igual.

-El problema está que es contigo con quién me casé Elsa. Además, sé que Mery me mintió. Durante este tiempo me arrepentí de la manera en la que te hablé y pensaba disculparme contigo en cuanto te viese en casa, pero aquello no ocurrió.

-Jack, no soy buena para ti. Haz como si no me hubieses encontrado, cásate con una buena mujer y sé feliz – su voz seguía carente de vida-.

-¿Te estás oyendo? – Preguntó Jack cabreado acercándose a ella.

Al llegar la cogió del brazo y le dio la vuelta. Los ojos de Elsa estaban anegados en lágrimas, sus ojos estaban rojos por el llanto y estaba más pálida y delgada que la última vez que la vio. Llevó ambas manos a las mejillas de su esposa, limpiando las lágrimas que emanaban de los ojos de su esposa. Elsa refugió su rostro en aquellas manos relativamente callosas que sostenían su rostro.

-Me sentí muy dolida cuando me dijiste todo aquello. Quise explicártelo, decirte la verdad, pero no me dejaste hablar. Me trataste como si no fuese nada – el nudo en la garganta le impidió seguir hablando, sus lágrimas seguían corriendo por su rostro, haciéndola sentir vulnerable delante de aquel hombre-.

Jack la acercó contra él, tenía que hacer todo lo posible para que ella se sintiese mejor y volviese a casa. Ella era la única candidata aceptable en toda la sociedad para ser su esposa y tener el próximo heredero, tenía que hacer lo posible por que ella volviese a la casa de Londres. Elsa lo rodeó con sus brazos y continuó llorando hasta que sus lágrimas se acabaron y por fin pudo separarse de él.

(Jelsa)Perdidos  en sensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora