Capítulo 2

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Ambos ya iban en el carruaje de camino a casa de Elsa. Todo estaba en silencio. Elsa no podía quitarse de la cabeza aquella imagen tan desagradable que había presenciado y por lo que parecía, Lady Ash no le había comentado nada al conde. Elsa se sentía claramente estúpida, por dejarse engañar de tal manera y encima tener que callárselo.

Al llegar a la mansión de los Arendelle, ambos bajaron del carruaje. Elsa rechazó la ayuda de Jack para bajarse y los dos caminaron en silencio hasta la puerta, la cual abrió el mayordomo. Como tenía una buena educación le ofreció a quedarse a tomar un té antes de irse, el cual el negó de manera muy seca y se marchó al carruaje

Elsa subió a su cuarto y su doncella la ayudó a quitarse su vestido. Cuando se halló en camisón, Elsa le dijo a la doncella que podía retirarse. Elsa se calmaba peinándose el cabello, por lo que se sentó en el tocador y comenzó a peinarse los mechones de cabello mientras miraba el bello colgante que llevaba al cuello. Cuando termino de cepillarse el pelo se lo quitó y lo observó entre sus manos. Aquella mariposa era hermosa, se mirase por donde se mirase, pero el hombre que se la había dado no era para nada especial, era tal y como todos los hombres.

Ella alguna vez se había imaginado perdidamente enamorada de un hombre, uno que la quisiese tanto como ella a él, algo como lo que tenían sus hermanos, pero claramente no iba a ser posible. Eso la entristecía bastante, pero tendría que conformarse con lo que tendría. Con ese pensamiento se fue a la cama.

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Los días habían pasado demasiado rápido entres bailes y fiestas. No había mencionado lo que vio aquella noche solo habían planeado la boda y el banquete que tendría lugar después en las inmediaciones de la mansión Frost, mas concretamente en el jardín.

Ahora mismo se encontraban en el banquete de bodas, la ceremonia había sido muy tradicional y habían prometido muchas cosas el uno al otro, las cuales dudaba que él cumpliese. Para su mala suerte en medio del banquete llegó un hombre de la reina que requería la presencia de Jack en palacio de manera inmediata, por lo que tuvo que ir a cambiarse y marcharse.

Después de que todo el mundo comiese se dio por terminado el banquete y todos los invitados se marcharon. Todas sus pertenencias ya estaban en la mansión y su doncella personal la había acompañado hasta allí para seguir trabajando. Se cambio su vestido de boda y estuvo tejiendo hasta que llegó la noche, esperando a que él llegase, preocupada por lo que le dijese la reina.

Cuando se fue a dormir no había llegado aún, pero cuando la doncella la ayudaba a vestirse le dijo que el señor aún no había llegado. Elsa ahora estaba mas que preocupada y a la vez se preguntaba porque debería de estarlo, después de como la trataba él.

Durante los dos días siguiente tampoco apareció por casa y si le había pasado algo y ella aún no se había enterado de ese hecho. Por la noche mientras se peinaba, pensando en que quizás la había abandonado. ¿Tan penosa era para que la hubiese abandonado?

La puerta fue abierta de sopetón dejando ver a su marido con la misma ropa con la que hacía tres días que se había ido. Ella estaba asombrada porque ni siquiera la saludo o se percató de que se encontraba allí. Elsa se levantó del taburete del tocador mirando al conde bastante seria, pero aliviada de que estuviese bien .

(Jelsa)Perdidos  en sensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora