Capitulo 4: "I will introduce myself"

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De la puerta de madera, un rostro embellecido en juventud se hizo presente. Era él, el joven de hoy a la tarde… ¿Qué hacía aquí? No entendía mucho, ni tampoco encontraba la explicación a como había encontrado mi apartamento.

-Ehmm, ¿Disculpa? –Murmuré mientras intentaba alejar la vista. El simple hecho de verlo hacía que mi corazón palpitara de una manera inquietante, nueva, molesta. Él joven de rulos me veía, sonriente. Sentí como una leve punzada me daba en el pecho. Miré al suelo, él se dignó a hablar finalmente.

-Hola, mi nombre es Harry Styles. Ehmm, vengo porque olvidaste esto. –Exclamó el ya aclarado Harry mostrándome un pequeño papel con instrucciones escritas; instrucciones de cómo llegar a las diferentes calles de Italia. Sonreí y tomé el pequeño trozo de papel.

-No era necesario ¿Sabes? –Murmuré mientras guardaba el papel en mis pantalones y lo invitaba a entrar a mi departamento. -¿Quieres algo de tomar? ¿O de comer? –Pregunté mientras ordenaba un poco el lío de papeles y cosas que había sobre la mesa y la silla. Harry se ubicó en una y asintió.

-Café por favor. –Soltó mientras dejaba caer su cuerpo sobre una de las sillas que había alrededor de la mesa circular. Mis manos sudaban, estaba sola con él, en mi departamento.     El café casi estaba listo, las tostadas ya estaban sobre la mesa, y mi charla con Harry era fluida.  

-¿Así que vienes de Estados Unidos? ¿De que parte? –Exclamó Styles mientras con su mano derecha tomaba la taza para sorber lo poco que le quedaba a su Café. Terminé de tragar aquel pedazo de tostada para luego abrir mi boca.

-Pues, soy de Texas. –Murmuré mientras tomaba el pequeño trozo de tostada que me quedaba y miraba como Harry me observaba.

-Lindo… ¡Sono in ritardo! –Exclamó mientras observaba su reloj. Lo miré confundida, él simplemente me explicó que se le hacía tarde. Bajé la mirada y me paré para abrirle la puerta. El me dio un beso en la mejilla y se marcho, así sin más…

¿Qué había sucedido? De repente mi corazón latía rápido, con furia. Mis párpados querían cerrarse, y mis cuerdas vocales querían gritar como nunca antes. Estaba feliz, ¿de qué? No sé exactamente de qué, pero mis ojos brillaban.  

Me recosté en mi cama, mis maletas seguían allí, desordenadas. Las miré, sentí mi estómago revolverse. Me paré apresuradamente y tomé un trozo de papel. Anoté cosas en Italiano, aquellas que había visto o escuchado; “Avete una bella giornata. Lei è molto bella”, “La Fiera incredibile” y “Sono in ritardo”. Tenía una buena memoria para recordar aquellas extrañas frases.  

Voltee mi vista hacía las maletas, puse mis ojos en blanco y comencé a ordenar la ropa. Ya eran las diez de la noche, y ordenando toda la ropa me llevaría un buen rato. Traté de ordenar lo más rápido posible, por suerte todo quedó perfecto. Miré de nuevo el cajón en dónde estaba guardado aquel diario. Mañana tendría que escribir en el todo lo que había vivido después de la feria. Desempacar me llevó dos horas, bastante a decir verdad. Estaba cansada, no podía más. Mis ojos comenzaron a cerrarse lenta y cuidadosamente hasta estar completamente bajo un profundo sueño. Este había sido un gran día, y aquel sueño que había tenido en el avión volvió a proyectarse en mi mente esta noche; aún quedaba averiguar que significado tenía.

Dear DairyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora