|Karlheinz Sakamaki|Dulce Engaño de Luna llena|

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|"Romántico "|

|Narrador = Tercera Persona|

El famoso político, Tougo Sakamaki caminaba acomodando su corbata mientras se dirigía hacia su oficina.

Aunque sintió una cálida luz tenue la cual hizo voltear al vampiro de fachas humanas hacia donde estaba la gran ventana

Luna llena, hermosa luna llena, llena de emociones, nostalgias y dulces tragedias.

Una Testigo de muchos actos

El albino soltó un supiro mientras que sonreía leve y ladino, y volvió hacia su caminata con ojos cerrados y negando para si

'No pienses en hacer una tontería ahora, Tougo, seria imprudente de tu parte. Tolera la sed'

Mientras caminaba por los anchos pasillos se topo con su hermosa secretaria la cual caminaba velozmente y al toparse con su jefe simplemente el político le miro con un brillo peculiar en sus ojos

-Oh, Hola señor, disculpeme si no le vi. Iba tan de prisa que no me percate que alguien aun seguía en esta área.- se agachó levemente en forma de disculpa.

Su corazón se aceleró. De todos los empleados, directores y superintendentes del lugar, no esperaba ver a su anhelado Jefe en ese momento. Aquel peculiar político.

Se trago sus nervios, se dio una bofetada mental para no perder el profesionalismo. -Todas sus citas fueron arregladas, señor.- inició explicando los informes del día de hoy. -Los inversionistas de Rusia llamaron diciendo que quedaron mas que satisfechos por la conferencia y junta de ayer, piensan cerrar trato la próxima semana. Y Por la buena organización, le quedo un día libre en su agenda- finalizó con el informe. Y le regaló una sonrisa de parte de sus rojos y carnosos labios.

El vampiro oculto su suspiro y asintió con la cabeza. Había que admitir que aunque se le veía "relajado" su garganta le ardía profundamente -Suena excelente, señorita- afirmo con una sonrisa aunque sin perder el profesionalismo.

Algo pasaba, y ella lo sentía -¿Le ocurre algo, señor?- El tougo de siempre respondería con algo mas respecto al negocio -si quiere me retiro para que descanse en su oficina o...¿Quiere que haga algo por usted?- Se ofreció dejando de un lado la libreta de apuntes que tenia en mano. La mujer quería ayudarle aunque fuese un poco con tal de complacer a aquel anhelado hombre.

-Uh... - Pensó rápidamente una pequeña idea algo egoísta dentro de si- -Si, talvez. Por favor, acompañeme, señorita - dijo el albino comenzando a caminar.

-Claro...-  entonces ella hecho andar a lado de su jefe.
Le sospechaba, pero no negaba que lo disfrutaba. Después de mucho, estaba interactuando un poco con él fuera del horario de trabajo. Se sentía volando, y su corazón palpitaba mucho que casi podia escucharlo.

Miraba aquel albino de reojo mientras caminaban, y podía notarle una chispa distinta a su jefe. Se veía profundamente concentrado ¿en que? No sabia para nada ella, pero si era alguna inquietud quería ayudar a resolverla.

-Señor, solo le comento que  si tiene algo que decir puede extedermelo con total confianza, si no, esta mas que perfecto- dijo con un pequeño rubor la secretaria ¿Debió decir eso? ¿Si? ¿No? Estaba confundida.
El tenerle tan cerca a ese hombre hacían sacar sus nervios. Pero en esos instantes lo mas importante ¿A donde se dirigían?

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