|KarlHeinz Sakamaki|Un breve suspiro con su majestad|

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|Narrador = Tercera Persona|

-Oh hola de nuevo señor- era un rey, debía ser mas formal -digo...su majestad- se disculpó. Inclino la cabeza intentando hacer una muy leve reverencia. -vi que pasa seguido por aqui por lo general cuando esta libre, pensaba, si le parece, charlar un poco. Nose, quizás le guste después de estar muy ocupado en sus asuntos políticos o monárquicos. Igual yo estopy en mi descanso de medio día ...¿Le gustaría tomar un suspiro conmigo?-

Dijo la chica mientras servía en la cristalina copa, un dulce vino rojo, uno de los mejores vinos de las mejores haciendas -no se cual sea su preferencia, así que tome él mejor que vi-

El poderoso gobernante del Makai miro a la muchacha frente suyo con su penetrante mirada cual lingontes de oro. Al ver aquella copa la tomo en manos respirando el aroma de aquella bebida.

-Hnh... Veo que usted si sabe tratar a sus superiores jovencita- comento complacido por la actitud tan amable y respetuosa de la muchacha. -¡Ha~! ¿Donde quedaron mis modales? - agachó la cabeza dando una pequeña reverencia para después tomar la mano de la muchacha.

-KarlHeinz, Gracias por el regalo, hermosa jovencita- saludó con breve coquetería para después ofrecerle asiento a la muchacha, y él sentarse frente a ella con su típica postura elegante y magnánima. Así bebiendo un poco de aquella bebida impura que le dio la femenina frente suya. -Casualmente yo también me e encontrado desocupado.

-¿De que le gustaría hablar?-

La chica ya estando sentada tomó la otra copa que estaba en la mesa, que estaba servida de vino.

-Iniciare diciendo que lo admiro mucho Karl-Heiz, por su gran postura como rey y otros importantes cargos. Quizás este acostumbrado a los alagos de este tipo que el mio le parezca uno más del montón, pero igual quería expresarlo personalmente -
acercó la copa para tomar un ligero sorbo y continuar hablando

-Soy una diseñadora, una diseñadora de modas, accesorios y una que otra pintura. Este vestido que llevo puesto lo diseñe yo misma- apuntó hacia su vestido negro brillante de tela Taffeta, era entre sencillo, casual y elegante con accesorios color dorado.

-Lose, quizás piense que sea muy joven para ello, pero mi familia a estado en él negocio por años, así que no es un problema, tengo experiencia en el campo. Mi empresa es nueva y se esta levantando, no es conocida aun, debo empeñarme y tener inspiración para ello y creame que usted... Fue una de mis inspiraciones - alzó ligeramente su copa con una sonrisa hacia el imponente y hermoso rey que estaba frente sus ojos.

El político sonrió ligeramente seductor tomando su copa con suma elegancia.

-Es usted realmente amable bella jovencita, tanto hermosa como talentosa. Ese vestido es realmente una expresión del arte y el talento que emanban de sus bellas y delicadas manos, capaces de tallar hasta un diamante~- afirmó con educación y elegancia,  realmente era una magnificiencia a la hora de hablar y alabar  las cualidades de la muchacha, aunque dentro de si...
Le importaba poco.

-¿Yo e sido su inspiración? Ha~- tomó un sorbo de su copa de vino -Que halagador-

-De nada, KarlHeinz-sama - contesto sonriente la chica.

Un par de minutos pasaron, era un muy breve descanso de treinta minutos un espacio de esos en los que son para tomar largos y pesados suspiros de relajación.

Charlaron un poco de asuntos de negocios, ambos tenían conocimiento en el campo pero el Rey por mas años de experiencia sabia muchas mas cosas interesantes, las cuales la joven chica se sorprendía, admiraba y aprendía.

Y entre copa y copa se empezaba a vaciar la botella, llegando a la mitad. Ella decidió parar, sabia su limite, y ese era para no caer ebria. Dejo la copa de lado, pero, torpemente la coloco mal, haciendo que se cayera provocando se rompiera, sobresaltando ligeramente a cada uno, por el estruendo del vidrio al romperse.

-Oh no, lo siento mucho- la copa era de ella, la razón por la que se disculpaba era por que rompió sus elegancia con ese detalle.
-Que torpe soy, rompiendo cosas como un niño- se regaño a si misma -Enseguida lo recojo- Afortunadamente, se quebró en trozos grandes fáciles de recoger, pero...

-¡Auch!- se cortó su dedo índice al rozar con el trozo de vidrio.

Acercó su mano para ver su herida de 3 centímetros dejando abierta su piel y mostrando un hilo de sangre. Le resto importancia a su heriday recogió rápidamente los trozos metiéndolos entre ellos. -Siento mucho terminar nuestro receso asi, majestad- se lamento agachando su cabeza con aun los vidrios en mano. -Por este inconveniente me retiró, seguramente usted también se ocupara. Así que no lo distraigo más- la chica estaba queriéndose ir por su herida le ardía y quería tratarla.

Pero sus modales con el rey, ante todo.

El gobernante inmediatamente se levantó de su asiento con elegancia digna de su majestad. Se acercó a la joven tomando su mano inspeccionando su herida.

-Ojou-san, tengo cierta profesión en la medicina, permitame curarle antes de que se retire- tras decir esto lamió con suavidad el dedo de la muchacha. Probando aquel dulce liquido carmín y curandola al mismo tiempo
-La saliva de los de mi raza tienen propiedades curativas-

El sonrojo no tarde en aparecer. El gran rey, Karlheinz Sakamaki, estaba lamiendo su dedo.

-Oh majestad- exclamo en voz baja pero sorprendida.
Era extraño, estaba avergonzada y agradecida por que le tenia esa consideración. -Lo agradezco, pero... No debía molestarse-

Cuando este había acabado, separo su mano delicadamente de él observando su herida.

Increíblemente, esta no estaba tan abierta, se veía la linea cortada, mas no estaba roja como hace un momento, estaba del color de su piel. Y la sangre estaba volviendo con ella y no salia. Además, la sangre que logró salir el rey la había lamido.

-Vaya, es cierto, ya no me duele como hace un momento. -Muchas gracias maje...- fue interrumpida por el sonido de una campana, similar a las de un campanario o las de una iglesia.

Esa campana sonaba cuando él receso de medio día se acababa y seguía la segunda jornada de trabajo. Ella como encargada debía retirarse a su cargo.

-Me retiro, Majestad- hizo reverencia y se fue a paso rápido para llegar a tiempo, correr en una situación así... No era digno de una dama.

Descuidadamente, olvidó recoger un trozo de vidrio de forma triangular en el suelo, que estaba cerca del mantel guindo de la mesa, y este tenía unas gotas de sangre machandas en el.

El gobernante le abrió la puerta dejando que la joven pasará y le indicó a los guardianes que la acompañaran a la puerta de salida.

Cerro la puerta de su oficina y se posicionó sobre su escritorio. Visualizando el pequeño trozo de vidrio con algo de liquido vital, tomándolo de allí y lamiéndolo levemente.

-Una buena sangre a decir verdad...~- comentó en voz baja para si y soltar una muy pequeña exhalación divertida y volver a su trabajo.






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Agradezco a: RadhaSitaDasi por hacer contribución en este capítulo. Haciendo interprete de Karlheinz. ❤. Gracias corazon~

(Me llevo aprox. Media hora reescribirlo todo exactamente: "))

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