|♥One-Shots |DiabolikLovers♥|

|Subaru Sakamaki|Aquellos dias|

|Primera persona = Subaru|
|Romántico/Trágico|

Aquel simple día...

Era molesto, había mucha gente, y demasiada. Demasiados sonidos y demasiods olores, muchas voces, gritos y murmullos. Había olvidado el por que no me gusta salir de la mansión.

No andaba de ánimos completamente. De hecho, salí de la mansión por esa misma razón, quería salir un poco de aquel ambiente lúgubre y tenso, típico de ahí, pero no se si este ambiente urbano y humano me fue de mejora.

Reiji no me hubiera dejado usar la limusina solo para vagar por las calles de fuera por mero capricho, entonces no tuve mas opción que andar a pie por cuenta propia...
Me sentía como un vagabundo sin rumbo exacto.

No conocía bien el lugar, no es como si saliera siempre y supiera donde estan ubicadas ciertas cosas, así que me aventure a perderme por las calles y callejones.

Sin darme cuenta, caminé mucho centrado en mis adentrados pensamientos que perdí la noción del tiempo y ya era hora de regresar a ese supuesto "hogar" lleno de extraños.

¿Un metro?

Lo pensé mucho. Si bien, no quería gastar energía física extra, quería algo fácil. Se veía tentador ya que no estaban llenos los vagones, habia muchos asientos libres para ser un día algo concunrrido y contaba con algunos sobrantes de la mesada pasada.

¿Que perdía?

Pagué y me subí. Todo iba normal, todo iba simple, nada que esperar. Solo miraba por la ventanilla volviendo a pensar en... Cosas.

Pero, me fue inevitable seguir con mi transe mental al sentir una extraña sensación de observación. Sentía como una mirada inquieta apuntaba a mi.

Disimuladamente busqué con la vista en los rincones del vagón para aclarar dudas. Pero nada. La única sospechosa era una chica de cabello largo con vestido azul que se encontraba frente a mí, en los asientos del lado contrario. Le reste importancia y seguí en lo mío.

Otra vez, otra vez lo sentí. Cada que me volteaba sentía la sensación de que alguien me observaba, tanto, que no me concentraba en mí mismo. Era algo incómodo.

Por el hueco abierto de mi flequillo, vi como la culpable de eso era esa chica de frente. Las ganas de gritarle un " Oye tu, ¿Que me vez?" no me faltaban, pero solo me resigne y lo ignoré.
Eso quizás armaría una escena, la última cosa que quisiera hacer.

Olía muy dulce esa mujer, e de admitirlo. Más que por su empelagoso perfume floral, era su esencia humana. Si fuera otro, la llevaría a la mansión para degustar su sabor como aperitivo. Pero eso no pasará.

[...]

Me sorprendió verla de nuevo.

Iba rumbo a la escuela junto con mis hermanos, igual que siempre, pero esta vez estuve cerca de la ventanilla, y en una de las ocasiones en que la limusina frenó, la pude ver, a ella.

Al parecer iba a la escuela, llevaba un uniforme, lo cual era raro, por estos rumbos no había otra escuela nocturna mas que a la que asistimos y ese claramente no era la vestimenta adecuada. Divise mejor su atuendo y en efecto era un uniforme, pero no escolar, mas bien, uniforme laboral.