Día 4 - Tema libre

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Los personajes de Boku no Hero Academia no me pertenecen, sólo el amor que les tengo.

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Venganza

A pesar de lo sucedido, Monoma sólo podía pensar en cabello. Una gran mata de cabello violeta del que le gustaría apoyar su mano y aplastar ¿Cómo se vería Shinsou con este bien cuidado? Tal vez ridículo y gracioso —cómo le divertiría que fuera este el caso— o posiblemente, por la que apostaba, todavía más atractivo. Aquél estilo por los que las chicas harían fila; aunque atención femenina no le faltaba.

Toma su lápiz y empieza a morder, mientras el sensei explica un problema. De improviso gira la mirada para encontrarse la de Shinsou, fija en él. Aunque al verse descubierto inmediatamente la desvía. Sabe que cayó redondito por él, y sin hacer nada de su parte para que esto suceda. Sonríe mientras lo sigue observando. El contrario mira hacia delante, pero nota incomodidad en su semblante. El resto de la clase se lo queda observando, con Shinsou, descubierto, fingiendo que no quiere dirigirle la mirada. A pocos minutos de que terminara la hora este suspira y baja la vista. Cerrando los ojos y respirando hondo. Poco después los vuelve a abrir, gira el rostro. Violeta y gris se encuentra.

Monoma no deja notar su sorpresa y mantiene la mirada; con la sonrisa en su rostro. El timbre suena y el rubio es el primero en alejar la vista y ponerse en pie junto al resto de sus compañeros. Cuándo Shinsou piensa que el momento ya acabó y puede pensar finalmente en lo que importa, lo ve pararse frente suyo.

—Hola Shinsou —escucha de aquellos labios, que pocas noches atrás hubo besado.

—No lo molestes Monoma —se escucha decir a la representante de clase antes de salir, este le hace un gesto en la mano para que se despreocupe.

El aula comienza a vaciarse, a continuación tendrían entrenamiento y debían ponerse sus trajes. Ellos también debían apresurarse.

—¿Que quieres? —pregunta aún sentado en su banco, con el último compañero saliendo por la puerta.

—Te gusto —dijo llevando su manos hasta el cabello contrario, sorprendiendose sobre lo esponjoso que se sentía.

—¿Que? —intentó hacerse el desentendido, mientras guardaba sus útiles. Monoma deslizó las manos por el cabello hacia abajo, llegando hasta las orejas. Acariciando los lóbulos y bajando la mirada, para que choque con la contraria.

—Quedate sentado —susurró bajando levemente su cuerpo. Acercando su rostro. Copiando el quirk de Shinsou para que no sea sólo un pedido.

Hitoshi, sorprendido, no puede hacer más que observar. Monoma acaricia suavemente la piel trazando un recorrido, que se va dirigiendo hasta el rostro. Para tomarle las mejillas.

—No era una pregunta —levanta su rostro y deja un ligero beso en su mejilla— es incorrecto besar a alguien dormido —concluye hablando en su oído.

Shinsou traga seco y siente todo su cuerpo sucumbir por el tacto y las palabras del otro. Vamos, te prometiste no acercarte a nadie -se repite. Pero sabe que todas las fichas fueron tiradas cuándo cayó por esa mirada. Cuándo deseo esos labios. Ahora sólo puede observar.

Monoma se aleja unos centímetros y toma algo de su bolsillo, marcador permanente. Sonríe al abrirlo, con esa sonrisa de demonio disfrazado de ángel que tantas veces le vio hacer. Lo acerca a su rostro y siente como escribe sobre él. Se combinan las ganas de querer golpearlo y besarlo al mismo tiempo. Siente las líneas dibujar, el aliento fresco contra su rostro. Los ojos concentrados y los labios siendo mordidos. Las ganas de querer besarlo ganan, y por mucho.

El efecto del quirk desaparece al mismo tiempo que este termina de escribir.

—¿Listo? —pregunta, finalmente poniéndose de pie. Monoma no responde; seguramente temeroso de que sea él quien ahora use el lavado cerebral. Pero se pone a su lado. Toma su celular y rápidamente toma una selfie. Le muestra su obra maestra. Tres líneas en cada mejilla y un círculo en la nariz. Como un gato.

—¿Esto es por haberte besado? —dice reprimiendo sus ganas de lo que sea al ver las marcas que tardarían en salir.

Monoma camina hasta la puerta y en esta finalmente responde: —Esto es por controlarme la otra vez frente a nuestros compañeros.

—Entonces… el beso… —dice. Monoma atraviesa la puerta y se gira para observarlo.

—¿Quién no me besaría? —termina, y se aleja a paso apurado.

Lo ve alejarse pensando en la última pregunta, esperando que no hubiera nadie a quien se le ocurriera atreverse.

ShinMono WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora