09. Eliab y la mujer de junto al pozo

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Como hijos de Dios debemos brillar con todo nuestro esplendor, predicando su palabra en nuestro diario actuar...

Bueno estamos acercándonos un poco más a samaria. ¡Nunca antes había estado aquí! Incluso parece que se ve allí a lo lejos.

Tan solo espero que Jesús se encuentre todavía en la ciudad.

¿Caminamos un rato más?

Si te soy sincero, estoy algo nervioso, Rufo ya menciono algo acerca del trato entre judíos y samaritanos, las relaciones entre nuestros pueblos nunca han sido amistosas.

Incluso el pequeño Dan sabe que la palabra samaritano se escucha muchas veces en tono despectivo.

Jesús está rompiendo con todas esas barreras, acercándose también a samaria... es muy valiente.

No puedo dejar de pensar en que habrá ocurrido con Jesús, si seguirá todavía allí, o si le habrá pasado algo y, también me preocupa lo que pueda pasarme a mí; la gente se dará cuenta enseguida que no soy de aquí.

Si a Jesús le ha pasado algo malo en samaria yo corro el mismo peligro tan solo con decir que estoy buscándole. Quizás deba andarme con cuidado y no revelar el objetivo de esta misión.

Intentare hacer preguntas sin levantar muchas sospechas.

¡Vamos! Ya casi estamos.

Tengo mucha sed. ¿Quieres un poco de agua? Allí veo un pozo...

Bien hallado, viajero.

¿Puedo ofrecer un poco de agua? Parece que lleváis un largo camino recorrido.

¡Hola! Ehm... si, está bien. Justo estaba diciendo que tengo mucha sed.

Te lo agradezco mucho. Eres muy amable.

No hay de que. Este pozo perteneció a Jacob padre de las doce tribus de Israel y de nuestros antepasados, mis antepasados y también los tuyos. Por eso tienes tanto derecho a beber del como yo.

Muchas gracias de nuevo me llamo Eliab.

Yo soy Tamar; bienvenido a samaria.

¿Qué te trae por aquí? Los pocos judíos que se dejan ver por estas tierras están de paso y pocas veces se detienen si quiera un instante.

Ehm... yo... si, esto... bueno...

No te preocupes muchacho, no tienes por qué avergonzarte, ni intentar disimular.

Siendo judío ni siquiera deberías estar hablando conmigo.

¡No! No es eso Tamar. Es tan solo que... no me esperaba tanta hospitalidad.

Yo, sinceramente no me esperaba este recibimiento.

Te voy a ser sincera, yo también. Si hubieras venido hace tan solo unos días, las cosas habrían sido diferentes. No te habría dirigido la palabra y de la misma forma, me habría sorprendido mucho de que tú me hablaras a mí.

¿Puedo preguntarte porque? ¿Qué ha sucedido para que se produjera ese cambio?

¡Claro que puedes! Y te responderé con mucho gusto. ¿Sabías que Jacob compro estas tierras y vivió aquí durante mucho tiempo?

El padre de Israel utilizo este pozo para dar de beber a su ganado y su familia, y más tarde estas tierras pasaron a ser de su hijo Jose, quien probablemente habría hecho lo mismo.

En busca de Jesús (Viaje Al Nuevo Testamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora