Café amargo

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Cada día, cada amanecer, y cada atardecer pasaba por el mismo lugar, mis días eran monotonos, iba y venía de trabajar, casi a diario, 6 días de la semana, así lloviera o nevara, o hiciera un sol despiadado, no me detenía, era una rutina que había adoptado años atras, cuando había empezado mi primer día en esa floreria, ya me había acostumbrado a los locales, y a la gente cercana a ella, conocía esos rostros casi de memoria, despues de todo era bastante transitada esta avenida, la avenida de los cafés le llamaban, exactamente habían 9 de ellos a lo largo de la larga y algo angosta pintoresca avenida, pero este día, al entrar a mi trabajo, al mirar hacia enfrente, justo en el cuarto café, había alguien distinto, un chico nuevo, tal vez empleado nuevo de esa cafetería, se le veía tomando con modestía y amabilidad los pedidos que los clientes pedían, un chico rubio, de piel clara y tonalidades rosadas, ojos grandes verdes esmeralda, delgado y algo nervioso, lo sabía por que no podía apartar mi mirada de el, me había cautivado y apresado esos ojos enormes, tenía que saber su nombre, tenía que conocerlo.
Salí de mi turno en la floreria, y convencido en que debía conocerlo o siquiera saber su nombre me acerqué a la cafetería, y ese chico rubio aun se encontraba ahí, atendiendo las mesas, tomé un asiento libre en una barra color ocre y esperé a que llegara.

-Buenas tardes, bienvenido, ¿desea ordenar algo? -dijo el rubio con un tono amable.

-¿Si por favor puedes traerme un café latte?

-Por supuesto, en un momento regreso.

De cerca era aun mas lindo, tenía pequeñas pecas adornando como estrellas a un limpio cielo, y su voz sonaba muy dulce, debía hablarle, debía pedirle aunque sea su numero telefonico.

-Aquí tiene ¿desea algo mas?

-Ah... sí, me preguntaba si tu ... podrías darme tu numero telefonico.

-Oh, lo lamento, en horas de trabajo solo puedo servirle de mesero, ¿ordenará algo mas? -terminó con una amable sonrisa.

-Eeeh, no gracias.

Le dí un sorbó al café para esconder mi rojo rostro y el chico se alejó para ir a atender otras mesas, me sentí avergonzado y humillado, había sido un estupido, aunque el dijo que dentro de su trabajo no podía hacerlo, tenía que esperar a su hora de salida para encontrarmelo y solo tal vez así quiera darme su numero, le dí otro sorbo a mi café, dejé la paga debajo de el y salí a la banqueta de la avenida, donde me dispuse a esperar.

Eran exactamente las 7 de la noche y el rubio salia de la cafetería, con el mandil colgandole de un brazo y un pequeño maletin colgandole del hombro, se acercaba cada vez mas pero iba revisando su telefono así que no se percataba, me le puse enfrente.

-Hey, hola, oye, no quiero que pienses que soy un acosador pero, adentro tu dijiste que solo podías servirme de mesero, pero aquí ya no lo eres así que quizá ahora si puedas darme tu numero.

-Ah, no lo creo -contestó abruptamente dandome la vuelta.

-Oye, ¿en serio? Al menos dime tu nombre.

-Me llamo Tweek -se alejó rapidamente.

Con que Tweek... cielos eres perfecto.

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Hola hola, bueno, este es un mini fic que tenía planeado desde hace un tiempito, no quiero extenderme quiero que sea una historia medianamente corta, la historia larga esta en emisión aun xD a diario (creo) actualizaré un capitulo pues seran igual de cortos como este, pero espero que les guste 💖

El cuarto café de la avenida [♡Creek♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora