Interes genuino

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Los días corrian, unos atardeceres hermosos e inefables se presenciaban, y los sentimientos se acrecentaban mas y mas, sin embargo, eran ya 3 días y contando que ese chico del cuarto café de la avenida no hacía acto de presencia en su propio trabajo como mesero, si, me gustaba, pero, no lo conocía tampoco lo suficiente, no tenía la menor idea de cual era su motivo para desaparecer de un día a otro, estaba preocupado, tal vez había renunciado, que era lo mas probable, o podía haber pasado algo peor, y esas ideas no salían de mi cabeza, despues de haber tenido una muy breve y casi forzosa charla la vez que hice de cliente, nos habíamos saludado cortesmente al encontrarnos por las mañanas, nada en especial, sabía que el no tenía ni una minima obligación o deber de avisarme si planeaba renunciar y por ese mismo hecho me sentía deprimido, deseaba haber podido lograr ser alguien, aunque sea un amigo, de ese chico.

-¿Entonces hoy tampoco vino? -preguntó sin interes alguno de la respuesta mi amigo Clyde.

-No, estoy preocupado por eso, temo... no volver a verlo.

-Ese chico nunca fue de mi agrado -se cruzó de brazos- ¿quien osa en sus cinco sentidos rechazar a el guapetón de mi amigo? -dijo bromeando- pero ya en serio, ese sujeto no te merece ni te merecía, algo de el me da un olor a culo.

-Hey, estuve cerca de el algunas veces y tal vez el que olía a culo eras tu.

-¿Lo ves? ni siquiera es tu amigo y lo antepones a mi -finjía jimoteos y llanto.

-Ah, tu nunca podrías entender lo que veo en sus ojos.

-Bueno, por mi parte al menos yo si tengo novia y soy correspondido.

-Creo que debería ir a preguntar por el -dije a mis adentros ignorando las ultimas palabras del castaño.

-Si vas, traeme unas galletas de avena por favor, son las mejores galletas que e probado en mi maldita existencia.

-Bien, ahora vuelvo -finalicé saliendo por la puerta principal.

Con cierto nerviosismo y vergüenza, crucé la avenida dirijiendo mi paso hacia ese local, la campanilla se hizo sonar a mi entrada, mis ojos inconcientemente trataban de ubicar a el de cabellos rubios y despeinados, pero por mas que lo deseaba, el no aparecia frente a mi, con esa mirada que aunque pesada y de desagrado, provocaban una revolución en mi interior, caminé hasta el mostrador, donde se encontraba un jovensito de cabellos tambien rubios pero este lo llevaba a la altura del cuello y portaba una discreta boina en su cabeza.

-Muy buenas tardes, ¿Desea ordenar? -me preguntó con una voz suave y acompañada de un ligero acento ingles.

-Ah, si, me puedes dar un paquete de galletas de avena?

-Lo sentimos mucho, las galletas de avena están agotadas -comentó apenado- pero puedo ofrecerle estos muffins de moras.

-No, esta bien, es que... esas galletas, según palabras de mi amigo, son deliciosas -reí con un tinte nervioso.

-Y lo son, apoyo a tu amigo, es una pena que el chico que las horneaba no se encuentre ahora.

-¿Las horneaban aquí? -pregunté ya con una chispa de curiosidad.

-Si, un mesero llamado Tweek las cocinaba, es muy bueno con los postres.

-Eso es asombroso -dije sorprendido y ansioso por saber la razón de su ausencia- y... ¿Tu no sabes porque no a venido a trabajar?

-¿Lo conoces?

-No, bueno si, es decir... llegamos a cruzar palabras pero no soy de su total agrado.

-Ya veo... -pronunció pensativo- Tweek es muy reservado y arisco a conocer gente nueva, así que no lo tomes personal.

-Bueno, al menos me alegra saber que no soy el unico victima de su rechazo.

-[...]

-[...]

-El está enfermo, se encuentra en el hospital.

-¿Qué? ¿Está enfermo? ¿Es algo grave? -pregunté alarmado.

-No no no, no es grave, creo que fue un resfriado, solo que... sus defensas son bajas.

-De acuerdo... -pronuncié mas calmado- ¿entonces el regresara cierto?

-Por supuesto, el es un buen empleado de mi jefe, yo no suelo hacer de mesero pero cubrir a Tweek está bien, es un buen chico.

-¿El y tu... ?

-¡No para nada! El y yo llevamos mucho tiempo de amistad, solo es eso -contestó el rubio avergonzado.

-Ah ... de acuerdo, bueno, me da un poco de envidia que tu hayas logrado acercarte a el.

-¿Puedo saber tu nombre?

-Craig, Craig Tucker.

-Craig ... Tweek puede ser muy  dificil al principio pero... si realmente te gusta tanto, debes hacerle ver que lo que sientes por el es genuino, y lo quieres en tu vida a pesar de todo.

-¡No mencioné que el me gustaba! -exclamé con un fuerte rubor carmesí cubriendo las mejillas.

-Es muy obvio -sonrió tiernamente- no olvides lo que te dije, Tweek merece gente que lo aprecie, quiera y se quede en su vida a pesar de todo, no gente temporal, si tu intención con Tweek es solo un acostón, vete olvidando de el

Ambos guardamos un silencio sepulcral pero para nada incomodo.

-¿Entonces puedo ofrecerte algo? -preguntó amablemente el rubio.

-Dame un café americano por favor.

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El cuarto café de la avenida [♡Creek♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora