Destino y origen

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Esos ojos esmeralda, tan fieros e intensos, me impregnaban de misticimo, eran como los orbes de un felino acechando a su presa, la cual en ese momento parecía ser yo, el esperaba a atacar, pero no de la forma en la que yo preferiría, su ataque era transijo, saturado de indiferencia y rechazo, pero ahí estabamos ambos, esperando a que pasaran los minutos dentro del café, eran eternos, casi como si el tiempo se detuviera, el amigo ingles de Tweek; Pip, nos observaba de soslayo mientras preparaba algunos cafés para diferente clientela, su sonrisa delataba lo feliz que le hacia que Tweek haya aceptado una cita conmigo, y en cierta manera me sentía agradecido por ese abismal empujón que había ejercido sobre el rubio, ahora solo debían pasar 3 minutos mas para que el turno de Tweek terminara en la cafetería y nos dirijieramos juntos al exterior.

-¿A donde planeas que vayamos?

La voz atizada del pecoso rompió con el casi por completo silencio que había en la atmosfera, el cual solo era interrumpido por breves murmullos y choques de cubiertos ejercidos por otros clientes que se encontraban dentro.

-No sé, no lo había pensado, tal vez se me ocurra algo -la voz me salía pesada, estaba sumamente emocionado por la cita, pero mi compromiso conmigo mismo era lucir lo mas desinteresado posible.

-Agh -refunfuñó con una notable molestia- odio cuando las personas que te invitan a salir no tienen planes -los ojos le rodaron para dejarlos casi en blanco despues de escupir tan amargas palabras.

-Tu tambien puedes dar ideas Tweek, ten iniciativa -contesté cortante.

El semblante de Pip en ese momento se veía ensombrecido, posiblemente su plan no diera los frutos que el esperaba.

-Pueden ir a la feria -intervino la pesadéz de nuestra charla sugiriendo con tono positivo- escuché que llegó a la ciudad hace una semana, tal vez y sea divertido -concluyó el menor para así dar media vuelta y alejarse.

Ambos nos miramos y concluimos con gestos y miradas que tal vez y podría ser la mejor opción.

-Es hora -comentó el rubio desajustando el mandil que la mayoria del tiempo portaba,  tomando su chaqueta marrón y colgando su maletín en uno de sus hombros- vamos.

Hizo un movimiento con su mano anunciando nuestra salida, y antes de cerrar la puerta Pip me levantaba uno de sus pulgares obviando su apoyo y mejores vibras.

-¿Quieres tomár el transporte o prefieres que vayamos en auto? -pregunté ya estando en la acera fuera de la cafeteria, admirando el pequeño y delgado cuerpo de mi acompañante mientras se colocaba la chaqueta evitando el viento frio que nos envolvía.

-¿Tienes auto? -una de las cejas de Tweek se arqueaba y su tono de voz denotaba incredulidad- ¿donde está?

-Está en el estacionamiento de mi departamento, vivo muy cerca y no le veo caso usarlo para llegar hasta la floreria, pero podemos caminar 10 minutos y llegamos por él.

-Mmm -el rubio pensó la situación algunos segundos- me parece bien, así llegaremos mas pronto, tengo algunas cosas que hacer mas tarde.

Tomamos rumbo hacia mi departamento, el aire se hacia mas frio y el exterior se tornaba de el rosaseo caracteristico de la temporada, las nubes lucian como pinceladas delicadas sobre el rosa que se esparcia por el cielo, y el pequeño rubio a mi costado lucia como arte, una escena digna de cualquier cuadro, sus pestañas eran tan finas y a la vez sumamente pobladas, pequeñas y difuminadas pecas adornaban sus mejillas y puente de la nariz, la punta respingada de esta lucía roja, el viento jugaba y revolvía su cabello con una gracia majestuosa, y yo solo podía esconder la sensación acalorada ante tal espectaculo con la bufanda que me cubría hasta las mejillas.

-Siempre llevas ese maletín -mencioné curioso mientras lo seguía observando con el rabillo del ojo.

-Si, siempre lo llevo -contestó breve y conciso.

-¿Es mucha imprudencia preguntar por su interior?

-En realidad no es nada misterioso o interesante -soltó una breve y espontanea risa- solo son hojas.

-¿Hojas? Ahora verdaderamente estoy interesado por eso.

-Si, hojas, partituras.

-¿Tocas algún instrumento? -el asombro en mi voz fue dificil de ocultar.

-Si, toco el piano desde muy pequeño -una sonrisa soñadora se fue distinguiendo en su rostro- doy clases los días viernes para algunos niños, pero normalmente cargo con ellos porque saliendo de la cafetería llego a la casa de mi madre, ella aun conserva el piano en el que yo tocaba.

-Cielos, eso es muy interesante, sería asombroso algun día escucharte.

-Gracias -se limitó a decir bajando la mirada.
...

El camino hacia la feria no era  incomodo hasta ese momento, las palabras escaseaban pero aun así la tensión había desaparecido en cierta medida.

-Tu coche es bastante comodo -mencionó el rubio descansando por completo su cuerpo sobre el asiento del copiloto.

-Si, hace unos meses cambie los asientos, mi amigo Clyde y yo solemos viajar cada ciertos meses a nuestro pueblo natal South Park, para visitar a la familia y viejos amigos, así que tenemos que irnos comodos.

Una mirada sesgada otorgada por el rubio fue sentida directa a mi presencia.

-¿Que pasa? -pregunté con risa nerviosa.

-Yo tambien soy de South Park.

-¿En serio? -completamente sorprendido ante tal declaración dirijí una breve mirada incredula hacia su rostro- ¿South Park, Colorado?

-Ahí mismo.

-El mundo es muy, muy pequeño -Bufé sorprendido.

-Opino lo mismo.
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El cuarto café de la avenida [♡Creek♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora