El Alfa. [Jeon Jungkook]

Capítulo 13:Mariposa

>>Jungkook.

Sentía fuego recorrer por todo mi cuerpo, quería desgarrar algo, quería matar algo, queria...

- Mierda...-

No debía dejar que mi lado malo me ganara, mi lobo estaba enfadado por dejar que mi cuerpo perdiera sangre de esa manera.

Me había descuidado, lo acepto, y daba gracias a dios por que Jimin se llevó a Eleanor a tiempo, si no, no se que hubiese pasado en ese momento. Aun tenía parte de mi conciencia.

Raziel y Adze me llevaban a la cabaña que estaba detrás de la mansión, donde más de una vez algunos lobos perdieron la razón y fueron encerrados por mí aquí por su seguridad y la de los demás.

-Quiero que... cierren bien y... no dejen entrar a nadie, cuiden... que Eleanor no se acerque...- hablé con dificultad.

Ellos me miraron con dolor en sus ojos. Sabía que ahora mismo me veía terrible pero era mejor asi.

Me dejaron en la pequeña cama que estaba ahi, sólo había un colchón y nada más. No había ventanas y la puerta estaba reforzada, así como las paredes. Para que así no podamos escapar.

Se que me depositaron ahí y en el momento que lo hicieron quede inconsciente.

Tuve un sueño, uno muy hermoso, donde podía ver a mi madre sonriendome. Ella estaba sentada en una mecedora, tarareando una vieja canción que me cantaba cuando era niño.

Tenia un vestido blanco y su cabello estaba suelto.

- ¿Mamá? - pregunté.

No estaba seguro si estaba muerto aunque lo dudo, pero mi madre se veía tan real a pesar de ser un sueño.

Ella se giro y me sonrió, se levantó de la mecedora y camino hasta mí, jamás desapareció su sonrisa, sentía esa tranquilidad que ella me daba cuando aún vivía.

- Has crecido demasiado, estas hermoso mi niño-

Acarició mi mejilla de forma maternal.

- Mamá -

Me dejé caer de rodillas, abracé sus piernas. Me derrumbe en ese momento. Me sentía el peor.

- ¿Qué pasa cariño?- preguntó preocupada.

- Yo cometí un gran pecado, maté a mi propio hermano, a mi hermano lobo-

- No es tu culpa, lo puedo ver, no tienes porque atormentarte de esa manera, Jungkook, él no dice lo mismo, me lo contó -

- ¿Cómo? -  levanté la vista para poder verla.

- Hoseok, lo pude ver y él me contó todo, él no te culpa así que no quiere que te atormentes, además, me contó otra cosa...- Ella sonrió un poco.

- ¿Qué cosa?-

- Que existe una jovensita, una muy bonita que hace que tu corazón lata rápido - sonrió maternal.

- Eleanor - susurre sin poder evitarlo.

- ¿Eleanor? Así que es su nombre, ¿cómo es ella?-

Me pregunto, hizo que me levantará y caminaramos hasta donde estaba la mecedora, ahí había un pequeño banco también.

-Eleanor es hermosa, es amable y siempre queriendo ayudar a los demás pero también es muy testaruda, es pequeña y hermosa sus pequeñas pecas en sus mejillas la hacen ver adorable ¿Sabes? Ella me rescató cuando estaba herido, ni siquiera sabía si yo le haría daño, pero ella curó mis heridas- sonreí al recordar ese día.

- Ya veo, estas completamente enamorado de ella, en verdad, estoy feliz de que seas feliz, ¿La amas?-

- Demasiado, no puedo dejar de pensar en ella, y mucho menos cuando es un imán para los problemas-

Mi madre río musicalmente.

Así nos pasamos, por lo que se podría decir, horas hablando.

Me sentía realmente genial, volver a ver a mi madre, platicarle mis cosas y que ella me aconsejará.

No quería irme, pero sentía como alguien decía mi nombre a lo lejos.

- Es hora de que regreses, las personas que se preocupan por ti, te están llamando-

- ¿Nos volveremos a ver mamá? -

-Claro, pero todo a su tiempo, ahora solo se feliz y no te culpes de nada, solo vive la vida-

Ella beso mi frente, la imagen que tenia de ella se fue desvaneciendo, lo que antes era una imagen llena de luz, fue cambiado por una oscuridad completa.

- Jungkook, por favor, despierta - escuchaba decir.

¿Eleanor? Era su voz, pero aun se escuchaba tan lejana.

Empecé a recobrar la conciencia, el dolor que había sentido en un momento había desaparecido. Ya no sentía nada solo un poco de cansancio.

Abrí mis ojos lentamente, lo primero que vi fue el rostro de Eleanor, estaba mirándome con lágrimas en sus preciosos ojos.

- No... llores- le sonrei, aunque salió más como una mueca.

- ¡Jungkook!- ella me abrazó como pudo.

- ¿Que haces aqui? No puedes estar aquí - intenté levantarme.

- Tranquilo, ya todo esta bien, yo...-

Mis ojos se fueron a su brazo que la tenía en mi pecho, empujandome un poco para poder recostarme  de nuevo. Tenia una venda en la muñeca.

- ¿Qué pasó? ¿Quién te hizo daño?- pregunté preocupado y molesto a la vez.

-Fui yo, no pasa nada no duele- me sonrió un poco.

Guardé silencio por unos segundos, ya no tenia dolor, no sentía ese descontrol recorrer mi cuerpo. Ella estaba herida en su muñeca. Me temí lo peor.

- Eleanor, tú...- pregunté con temor.

- Era necesario y nadie me obligó lo hice porqué quise, no te enojes por favor -

La atraje hasta mí, la abracé fuertemente, Eleanor, ella enserio un día me mataría de la preocupación. Ella se había autolastimado, todo por poder aminorar mi dolor.

Aunque se veía tan frágil, en realidad era más  fuerte que yo. Ella en verdad parecía una mariposa, capaz de sobrevivir a una explosión atómica pero delicada ante la menor agresión.

Mi pequeña mariposa, estando con una bestia como yo. En verdad la había subestimado, ella merecía ser reconocida.

- Te amo, Eleanor, sólo espero que jamás te canses de mí -

- Nunca, nunca lo haré, yo también te amo, Jungkook -

Ambos juntamos nuestros labios.

¿Cuantas veces la había besado? No recuerdo, pero cada vez que lo hacia sentía lo mismo que la primera vez, este amor tan grande por ella era incomparable.

Lo que ella no sabia era que al darme su sangre, y estaba seguro de que lo había hecho, ella había creado un lazo conmigo, uno irrompible, un lazo de sangre. El cual no había antecedentes, pero sabía por las viejas leyendas, que era uno demasiado fuerte, el cual te avisaba sobre cualquier peligro, a ambos.

Un lazo de sangre que jamás sería roto, mi pequeña mariposa se había enamorado de una bestia como yo, ahora solo podía hacerla feliz. Eso y más ella se merecía.

Fin.

[...]

Solo queda el epílogo.