Ojos malditos, cadenas rotas (HxH)

De la historia de June: Niñez parte 13

"Sueños rotos destruidos en una noche, un futuro incierto por caminar con pasos temblorosos"

El desfile fúnebre había finalizado hace varias horas ya, y yo estaba frente a una nueva tumba con la inscripción "Christopher Lucilfer" en ella; era irreal encontrarme frente a un mausoleo con su nombre, tan solo ayer me había disculpado por mi comportamiento, y hoy tenía que conformarme con hablarle a un pedazo de piedra, justo como todos hacían con esa chica Sarasa.

— Tenemos que regresar, June, es hora de cambiar tus vendajes — aquella mujer rubia de protuberantes pechos me hablaba. Sus ojos estaban increíblemente hinchados, aunque trataba de disimularlo con unos lentes oscuros —.

Contesté cualquier cosa dejándome llevar, de seguro sin mucho sentido, ya ni lo recuerdo. No estaba de ánimo para interactuar con nada ni con nadie, mientras ellos pudieran ver que estaba respirando consideraba que sería suficiente para que no me importunaran más; al menos, no estaba siendo un muñeco sin una consciencia real como mi madre.

Sion le había hecho algún tipo de lavado cerebral en ese lapso en el que mi padre y yo tardamos en encontrarla. Cuando finalmente despertó, no parecía tener recuerdos como tal sobre quien había sido su esposo, sobre lo que había pasado las últimas semanas, y por sobre todo, cuando me vio, reaccionó como si estuviese viendo a un total extraño. 

La vi llena de vida, sonriente y hasta entusiasmada por la noticia del embarazo, y aunque los demás querían tratar de explicarle la situación entera, fui yo la que pidió que se mantuviese como un secreto, estaba completamente segura de que si descubría que fueron sus llamas las que acabaron con la vida de su amado, el shock le quitaría cualquier atisbo de aferro a su existencia. Prefería que viviera feliz en su ignorancia, quizás era lo que mi padre hubiese querido también.

Con el paso de los días, surgió cierto miedo y resentimiento por parte de los demás habitantes, ya no éramos más bienvenidas. Sion habría dejado un mensaje en el que especificaba que "el pago ya había sido hecho" y por ende, el resto de la familia estaba fuera de peligro, pero nadie se fiaba de las palabras de esa malnacida.

No me fui con ella cuando partió. Preferí dejar que mamá tomase su propio rumbo, lejos del mío, o al menos, hasta que lográramos traerla de vuelta, aunque ya todo pintaba que no iba a ser suficiente con llevarla ante algún exorcista de Nen. Si algo había aprendido de la batalla entre mis padres y esa desquiciada, es que era una mujer lista, no nos dejaría en paz tan fácilmente.

— ¿Qué piensas hacer ahora, Star?

Un par de noches después, decidí marcharme yo también, sin decirle nada a nadie, empacando solo algunas provisiones y un puñado de ropa. 

Al estar ya a la afueras de la ciudad que me vio nacer, esta persona apareció frente a mi con aquella pregunta; no habíamos interactuado casi nada desde esa fatídica noche, me costaba incluso reconocerlo.

La tenue luz de la luna acariciaba su pálida piel, iluminando con delicadeza aquellos preciosos rasgos, dejándome entrever sus azabaches ojos clavándose en mi, expectantes y muertos al mismo tiempo; nunca antes había observado tan vivamente la apariencia del desasosiego, aunque yo lucía exactamente igual que él. Éramos dos cascarones vacíos viéndose el uno al otro.

— La seguridad de la ciudad es primero — me aventuré con voz apagada —. Ya no tengo otra razón para seguir aquí.

— Puedes viajar con nosotros si así lo deseas. Tampoco estamos más atados a este lugar — comentó con cierta condescendencia —, y tampoco es obligatorio que regresemos alguna vez, mientras no haya otra cosa más por defender.

— Lo sé — llevaba puesto el collar con la foto de Kurapika y yo en esta. La iba manoseando con insistencia mientras hablaba —, pero ¿Sabes? quería hablar contigo desde antes, tengo muchas dudas en mi cabeza ahora, sin embargo... No es el momento adecuado para hablar ¿verdad?