VI

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— ¡Ya! dejen de fingir. — Grito enojado.

— Yo tuve la culpa por hacerlo mío, lo siento. — JungKook gacha la cabeza avergonzado.

—  ¡JungKook!.— JiMin estaba completamente rojo, como el menor se atrevía a decir algo como eso.

— ¡Entonces es verdad!. — Los ojos de la Señora Park se volvieron fuego del enojo.

— ¿¡Que les pasa!? ustedes son ¡PRIMOS! — Resaltó la palabra. — Lo peor es que no se desde cuando hacen esto, y de todas las maneras ustedes no pueden estar juntos. — El señor Park se acerca a JungKook y lo toma del ante brazo. — Vamos JungKook. —

— ¿A donde vamos?. — En sus palabras se sentia la tristeza y los nervios.

— Papá, Papá. —  Repite. — ¡No, no¡. — Grita desesperado. — ¡Papá!. — Empezó a llorar mientras sus gritos iban en aumento. — No lo alejes de mi. — JiMin intento correr hacia ellos mientras veía como JungKook lloraba, pero rápido fue detenido por su madre.

— No lo intentes JiMin, tu primo se irá y tendrás varios años para olvidar. — Su padre lo miro amenazante al decir la palabra "olvidar".

— ¡JiMin! ¡TE AMO ESO NUNCA LO OLVIDES!. — Eso fue lo ultimo que se escuchó antes de que los dos se fueran.

Y esas palabras fueron las que resonaron en su cabeza como una campana, para después caer desmayado al momento que dos lágrimas caía por su mejilla.

— ¡JiMin!. — Grita.

El Señor Park y JungKook subieron al carro y se fueron directo al aeropuertos. No sabemos como, pero el Señor Park ya habia conseguido voletos de avión para ese mismo día, y hora cercana, enviaría a JungKook a Tokio Japón a un internado donde podría seguir estudiando.

— Por favor. — Susurra.

— Cuando termines tu carrera podrás regresar pero debes entender que lo que paso a JiMin es erróneo, por eso tienes suficientes años. — JungKook bajo su mirada.

— Si. — Susurra.

— Ve, perderás tu vuelo. — Le da su pasaporte. — Cuídate. — JungKook no respondió por una sola razón, como puede actuar tan normal como si no acabará de arruinarle la vida entera.

Pero volviendo a lo que dejamos en incógnita, la mamá de JiMin llevó a este para que se estabilizará, y había despertado cuando su madre no estaba con el, y ahora no la quería dejar entrar, había estado llorando desde que despertó.

— ¡JiMin! déjame entrar por favor. — Golpea la puerta. — Por favor. — Ruega.

JiMin término por ceder.

— Gracias por dejarme entrar. —

— Arruinaron mi vida Madre. — En su voz había una frialdad, que hizo que su mamá lo resistiera en su corazón, como si fuera verdad. Por que era verdad.

— Lo siento JiMin tendrás años para olvidarlo y eso es lo ultimo que diré. — Sus palabras sonaron crueles.

—  Desearía que esto fuera un sueño. — Se hizo bolita y empezó a llorar mucho.

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