Te perdí

XIV

— Sobre su hijo y sobrino. —

— ¿Ahora que pasa con ellos?. — Pregunto algo confundida pero con su toque de molestia.

— Con ellos no pasa nada, si no quería preguntarles algo. — Ese algo, ¿cambiaría todo?.

— ¿Que cosa es?. — El Señor Park sintió nervios.

— JungKook y JiMin no son primos cierto. — Y esa noticia cayó como una piedra.

— Baje la voz y ¿Como supo eso?. — La Señora Park casi cubría la boca de JongHyun.

— Bueno, yo era doctor y una vez. — Empezó a recordar.

Flash Back

— ¿Señor para que es eso?. —  Su curiosidad nunca lo abandonaba.

— Es para sacar muestras de sangre. — Explico jalando el tuvo y enseñandoselo a ambos.

— ¿Y para que saca la sangre?. — Se acercaron a ver el tuvo.

— Para hacer análisis, pruebas de ADN etc. — Se sorprendieron.

— Nos puede hacer una si, a los dos. — Suplicaba por una.

— Pero les va a doler poquito he. — Advertí para que se arrepentirán.

— No importa los dos somos fuentes. — Un puchero acompañó sus palabras.

— Está bien. — Se sentaron en la sillas, y esperaron hasta que terminarán la prueba, y vaya sorpresa que se llevó.

— Y-a ter-termine. — Empezo a tartamudear.

— ¿Somos primos?. — Pregunto curiosamente, realmente JongHyun no sabia si decirle la verdad, pero al final optó por no decir nada.

— Si, son primos. — Sonrieron los dos y se abrazaron.

— Gracias señor, JiMin ya vamos. — Jalo a JiMin

— Vamos, hasta luego señor. — Y salieron de mi casa, con esa mentira.

End Flash Back

— ¿Por qué? ¿Por que los siguen engañando con esta mentira?. — Pronunció con voz sería y bajita.

— No se — Y rápido el Park evito la mirada.

— Ha no sabe o ¿No acepta que su hijo sea homosexual?. —

— Creo que hay que decirles, aunque para nosotros sea difícil saber que son...eso. — Agachó su mirada avergonzada.

— Eso creo. — Sonrió a medias.

— Me alegra tanto escuchar eso. — Feliz hablaba. — Saben yo perdí a mi hijo y no se si murió o sigue vivo pero me gustaría encontrarlo y cuide a JungKook y a JiMin de tantas cosas, por que si yo los veía crecer seria como ver crecer a mi hijo. — Bajo su mirada recordando el dolor.

— ¿Cuantos años tendría su hijo ahora?. — Pregunto Park.

— El tendría... — Empezó a sacar cuentas. — Veintiséis. . —

— No será que o no puede ser. — Dijo la Señora.

— ¿Qué es?. — El corazón se le aceleró.