Dr Strange

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Ya no tengo mis manos, ya no tengo eso que me hacia ser, ya no seré jamás el Dr en neurología, el más respetado de todos, la eminencia que solía ser, ya no más, todo se fue con mis manos y gasté cada maldito centavo que poseo y hasta el que no para sanar me, nada funciona, jamas lo hará mis manos no son más lo que son parq otros. Así que fui al último lugar de la tierra por una sanación quizá nula por algo espiritual, ese no era yo pero se me acababan las ideas.

-Por favor por favor, gasté hasta el último dólar para venir aquí - me habían cerrado la puerta en la cara y por no creer en algo que parecía ser real - Por favor - toqué la puerta por cinco horas hasta que abrieron la puerta - Gracias - alguien se apiadó de mi y me dejaron entrar, era austero, no había una casa perfecta como la que solía tener -

-Deja tu ego - el primer día de entrenamientos ya me habían dado una palisa, todo era impresionante e increíble, esperaba a la locura llamar mi puerta cuando esa chica se me acercó - Estas mirando tus manos siempre, ve más allá de todo lo que puedes ser capaz -

Y pedo decir que de todos ella era quien más me tenía, incluso en cada almuerzo cuando todos me molestaban.

-No merces tus privilegios, eres solo un arrogante entrometido que llegó aquí solo por lastima - todos pensaban que no merecía el rápido ascenso que me habia tomado leer cada noche más que el resto - Alguien debería darte una lección - pero no podía ser contrincante para tres, simplemente no era tan bueno ni mucho menos tan fuerte -


-Largo de aquí - Ella siempre parecía ser mi guardián y era vergonzoso pero debía de aceptar la ayuda, aceptaba que este no era mi hábitat ni mucho menos era el león que come a su presa - El no está solo - ella iba mucho más avanzada que yo, y en un solo hechizo logró intimidarlos -

-No siempre vas a tener ayuda Strange - los sujetos se fueron de ahí, y me quedé un poco más tranquilo, no me gustaba darle las gracias a nadie  usualmente podoa hacerlo todo solo, ni siquiera pude decir gracias -

Vivir de nuevo en esa austeridad me recordaba a mi sufrida infancia, y por un momento era el mismo joven pobre en el barrio bajo de la ciudad, soñando con ganar esa beca e irme a estudiar lejos para empezar una nueva vida, ya no podía ver televisión, ya no tenía casa o una cama propia, eran las horas más tristes de mi vida, recordando todo lo que algún día poseía, y de lo cual solo tenia de recuerdo un viejo reloj grabado por la mujer que alguna vez me amó -

Así que tomé ese impulso en mi interior, quería mostrar mi obvia superioridad, tenía que ser el mismo hombre de intelecto que fui en cada hospital en neurología, en cada salón en cada quirofano. Y lo hice ahora todos esos tontos que me intimidaban eran pequeños contendientes para mi. Hasta que Kaecilius comenzó a buscar el libro y querían nombrarme como guardián de un santuario así como así. Solo Mordo decidió quedarse y solo por que necesitaba respuestas.

-No necesitamos un ejército, tu y yo podemos contra Kaecilius y sus secuaces - Mordo y yo planeabamos atacarlos antes de que fueran parte de la dimensión obscura y para cuando eso pasara serían invencibles -

-Todos se fueron Strange no quedó nadie - me tomó del cuello y vi en sus ojos la cólera - ¿Es que acaso no lo ves? Nosotros estábamos bien y tu nos hiciste flaquear en una enorme cuerda floja, no queda nadie, solo tu y yo, no hay más santuario, ni ancestral ya no hay nada - reclamó con desdén - Mira lo que has hecho ¡Míralo! Estamos solos -


-Yo aún estoy aquí - ambos volteamos a ver a la chica, lista para pelear - Terminaste con lo que todos creíamos respecto a ancestral, a practicas milenarias de magia, solo para probar tu punto y acrecentar tu ego - se acercó más a mi - Pero no significa que la tierra no necesite ayuda, así que solo díganme que hacer antes de que cambie de opinión - sus ojos eran serios no decia nada, no había ni una sola risa en su rostro, era como una rosa marchita -

Imaginas Marvel-DCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora