CAPITULO I

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Escucho unos gemidos a la distancia, eran unos gemidos y no necesariamente por que mataran a alguien, eran unos de placer. 

Al principio creo que estoy imaginándolo, me había quedado dormida, mientras esperaba que pasara la hora de historia. 

Habia olvidado hacer el informe oral de historia y una falta así mancharía mi promedio, en consecuencia mi papa me mataría. Era mas fácil fingir una enfermedad que afrontar la realidad, ademas los profesores siempre me creían.

Me incorporo en la camilla y me froto los ojos ¿era mi imaginación? ¿Se trataba de un sueño extraño? Me debato entre abrir la cortina de un tirón o simplemente dejarla allí. Pero mientras mas pasan los minutos se vuelve mas insufrible.

─ ¡Cógeme ya! – demanda la chica

─ No te desesperes nena – responde el

Me sentía una pervertida muestras la mujer gritaba mas sonoramente. Mi cara se pone roja como un tomate.

Necesitaba salir de allí, necesitaba que la enfermera apareciera y que me sacara de esa incomoda escena. Una parte de mi agradecía que estuviese la cortina, y otra parte de mi sabia que era muy seguro que esa pareja supiera que estaba allí durmiendo.

Entonces sostuve la taza de agua que me había dado la enfermera, estaba en la pequeña mesa al lado de mi camilla, y sin dudarlo lo tiro lo mas estruendosamente que puedo. La vasija cae, emitiendo un sonido brusco, miestras los pedacitos de vidrio se exparsen por doquier.

─ Maldita sea, se despertó- murmuro la chica

─ Súbete el copiño - ordena el

Y en pocos segundos no se siente nada, aun no cobraba el valor para saber si seguían allí. Hasta que tiran de la cortina. Es la enfermera

Mi corazón se sobresalta y mientras ella mira el vaso que se ha roto en mil pedasitos, escaneo por el lugar y si. El lugar estaba despejado

─ ¡Dios, niña!  tienes que tener más cuidado

Fijo mi vista en nuestra enfermera, era mayor, la verdad siempre estaba tomando café y seguro durmiendo. No a muchos les creían lo de la enfermedad, en especial a los que tenían ya el expediente manchado. Pero a diferencia de ellos yo prácticamente era la chica buena del curso.

Siempre llegaba 5 minutos antes, nunca me quejaba de las tareas, y nunca interrumpía a mis maestros y por sobre todas las cosas, nunca me metía con nadie. 

─ Lo siento tanto, señorita Frida, no fue mi intención

Ella da un chasquido mientras menea su cabeza

─ Está bien, pero estas mejor  ¿verdad?- pregunta ella

─ Si ─ respondo

Miro el reloj y me doy cuenta que ya estaba a punto de ser el cambio de hora y no podia permitirme faltar a otras clases.

─Entonces... ─ ella me mira─ ... Me voy retirando. Muchas gracias por sus cuidados señorita Frida

Camino a mi aula mientras trato de parecer lo mas apacible que puedo. Y entonces diviso a  Ben Campbell esta apoyado justo al lado de la puerta. No se da cuenta de mi presencia, porque continua revisando sus mensajes,  mi caminata hacia mi aula se vuelve lo mas pesada que puedo, para evitar el contacto con el y haciendo hora para darle tiempo a sonar la campana.

Ben, era lo que yo definiría un problema mayúsculo. Era un mujeriego y usaba su apellido para salir inmune de todos sus crímenes.

Habia algo en el que te atraía, y no eran sus facciones masculinas o su cabello despeinado. Era el. El peligro. El podía corromper a la chica mas devota.

Ya lo había hecho antes con Valery Baner, siempre me pregunte como un alma caritativa como ella, había caído enamorada de un tipo como Ben. Ella realmente era amable. Aveces intentaba hacerme conversación, porque creía que estaba muy excluida del mundo. Y entonces dos meses después cuando Ben Campbell se había enterado que era virgen se obsesiono con ella. Y no se exactamente como sucedió, pero ella había sido atrapada por ese demonio.

Y la chica mas amable de la escuela se había vuelto, la chica mas miserable.

El timbre suena, y apresuro mi paso, evitando tener contacto visual con el.

La señora Ross sale y yo la miro lo mas afligida que puedo ─ Señorita Evans ¿que paso? ─ pregunta ella

─ Estuve en la enfermería- Respondo

─ Para mañana sera la primera en exponer frente a sus compañeros.

─ Si, claro

Y entonces me percato que Ben esta atrás mio, trato de que no se note mi sobresalto

─ ¿Usted también estaba en la enfermería? Pregunta la señora Ross

Él sonríe y dice ─ Algo así

Me dirijo a mi asiento en la tercera fila. Ben entra tras mio de lo mas campante, mientras Devon lo asesina con la mirada

Abro mis libros y suspiro aliviada, otro plan que me había salido bien.

Kelly Cooper voltea de inmediato a verme, no es como si fuésemos amigas, a decir verdad sabia que no le caía tan bien.

Me mira divertida ─ La señora Ross te puso con Ben para hacer el trabajo de semestre

¿Que?

─ ¿Que?─ digo casi por inercia ─ ¿Porque?

Ella me mira como si fuese muy obvio ─ Porque nadie quería hacer grupo contigo. Y Ben no estaba en clases, a decir verdad... ─hace una mueca ─ Habia algunas chicas que se ofrecieron a hacer el trabajo con Ben, pero supongo que no convencieron a la señora Ross.

El señor Artur entra a clases y ella se voltea automáticamente. 

¡Maldita sea!

Me convenzo a mi misma que eso no será un problema. Ben no es la clase de chico que hace sus tareas, yo lo haré todo y nos evitaremos cruzar palabra alguna.

Las siguiente hora mi cuerpo esta en clases, pero mis pensamientos están en otro lado flotando,  cierta ansiedad me invade. Muerdo mis uñas y cuanto mas se acercaba la hora mas nerviosa me pongo. Odiaba tener contacto con el. 

El timbre suena y me apresuro a levantarme de mi asiento, el se da cuenta cuando me acerco a el y me examina de arriba abajo, me siento intimidada, sus ojos grises se clavan a los míos,  trato de sonar lo mas confiada que puedo

─ La señora Ross nos ha asignado el trabajo de semestre─ el me mira aburrido, y el interés que mostró mientras me acercaba, se disipa─ he pensado que yo podría hacer el trabajo sin necesidad de juntarnos

─ Está bien ─ dice levantándose de su asiento

Me quedo allí estática, había sido mas fácil de lo que creía, me había preocupado por nada. 

Suspiro aliviada mientras lo veo caminar hacia la puerta, hasta que gira ─ ¿Qué hacías en la enfermería?

Mi cara se enciende como un bombillo, debí de suponerlo. 

─ Estaba enferma ─ respondo

El se ríe como si supiese lo que había hecho ─ No estabas enferma

─ Tu tampoco


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Agradezco a quien o lea. Espero que alguien lo lea

Mi lista de chicos malos: La Perfecta MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora