Ratona

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Contenido solo para mayores de 18 años


— hazlo— dije con seguridad a lo que ella simplemente ató mis muñecas con mi blusa para dejarlas inmovilizadas sobre mi cabeza y comenzó a atacar mi cuello a besos.

Sentí como mi corazón aceleraba su ritmo a la par de que poché seguía dejando besos húmedos en mi cuello, sentir mis manos atadas sobre mi cabeza me generaba una sensación de desesperación, quise cerrar los ojos sin embargo tuve miedo de que en mi mente apareciera Johan.

Traté de concentrarme enteramente en la mujer que tenía sobre mí, en cómo sus manos acariciaban el costado de mi cuerpo y como sus caderas se pegaban a las mías, en su delicioso olor y el sonido de su agitada respiración, sin embargo, aún no lograba quitarme la tensión de tener mis muñecas atadas y al parecer ella se dio cuenta de eso.

Se incorporó quedando sentada sobre mi vientre bajo, con sus manos sobre mi abdomen me miro a los ojos, sus pupilas estaban dilatadas de la excitación, dedicándome una sonrisa tierna subió sus manos hasta las mías desatándolas.

— tal vez algún día— susurró agachándose hasta que sus labios quedaron a la altura de mi oreja— pero aun no.

Coloqué una de mis manos en su mejilla atrayéndola para besar sus labios, un beso pasional en el que mi lengua no tardo tiempo en encontrar la suya mientras una de sus manos traviesamente entraba debajo de mi bra atrapando uno de mis pezones lo que me hizo soltar un leve gemido en medio de ese beso.

Solo rompí el beso para poder quitarle la blusa y dejarla solo en bra que segundos después también retiré dejándola expuesta para mí, ella se incorporó para dejarme observar completamente su torso desnudo, amaba tener así a María José, ella tomo mis manos y las puso sobre su cadera y con una sonrisa maliciosa llevo sus manos a su cabello para luego con la expresión y los gestos más sensuales que yo he visto en mi vida las bajo hasta su cuello y después a sus pechos, acariciándose a sí misma, tragué saliva ante el espectáculo que ella me daba.

Sentía que mi corazón se saldría de mi pecho, comencé a acariciar sus piernas de arriba abajo observando cómo se seguía tocando con esa sonrisa malvada en su rostro siendo completamente consiente de lo que provocaba en mí, sin poder controlarme más en un movimiento ágil la tomé y giré con ella dejándola acostada sobre la cama y yo sobre ella comencé a besar esos hermosos pechos uno a la vez, mi mano bajaba y se metía entre sus bragas sintiendo la humedad mientras mis dedos rosaban su zona íntima, ella me regalaba un par de gemidos y arqueaba su espalda.

Al poco tiempo logré deshacerme de toda su ropa y lo mismo hice yo disfrutando de la cercanía de tenerla piel con piel. Fui dejando besos desde su cuello hasta su abdomen y al llegar a su pelvis levanté la vista para mirarla sus ojos estaban cerrados y su cabeza completamente echada para atrás mientras una de sus manos jugaba con su pezón, la sostuve del trasero elevándola un poco para quedar justo frente a su centro, amaba el olor que emanaba de ella, relamí mis labios antes de comenzar a besarla ahí.

Mi lengua ágilmente hacia círculos en su clítoris haciendo que sus gemidos fueran cada vez más intensos, subí y baje con mi lengua desde su clítoris hasta su entrada torturándola con mis movimientos. Sentí como una de sus manos se enredaba en mi cabello obligándome a intensificar los movimientos de mi lengua que en ese momento entraba y salía de ella.

— calle— susurró poché completamente perdida en su excitación.

Volví a bajar su cadera a la cama mientras mis labios recorrían un camino de besos hasta regresar a los suyos, mi lengua se encontró con la suya dejándola sentir su propia esencia en aquel beso, mis dedos comenzaron a jugar con su clítoris hasta que lentamente introduje uno de ellos haciendo que poché enterrara sus uñas en mi espalda, sin interrumpir el beso introduje un segundo dedo en ella y comencé a realizar movimientos cada vez más rápidos. Me encantaba ver lo que yo podía provocar en ella, escucharla gemir cada vez más rápido mientras trataba de decir mi nombre entre jadeos me tenía más que prendida.

#Hashtag - Una historia CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora