Capítulo 8

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No sé si he hecho bien al enviarle ese mensaje. Tengo tantas cosas que decirle.

Después de aquel día, ya no vino a clase. Visitéa su padre unas cuantas veces, me informaba de su estado en el hospital, y no era bueno. Quería ir a verla, pero no podía. No dejaban entrar a nadie que no fuera de la família.

En clase también cambiaron las cosas. Me enfadé tanto con mis compañeros, que pedí un cambio de clase. Dejé de llamar tanto la atención y empecé a pensar más en mis cosas.

Un día, al salir del instituto, me pasé por una librería a comprar 'Infierno', el libro de Júlia. Lo he leído varias veces y supongo que ahora entiendo cómo se sentía ella.

Cuatro meses más tarde, había terminado por visitar a Roberto cada tarde. Nos hemos hecho bastante amigos, es más, ahora está aquí arreglando unas cosas y aun así ha sacado tiempo para quedar conmigo.

Un día, en casa de Jú, Roberto me dijo que quizás podía ir a darle una sorpresa a Júlia. Que podría hablar con García para que me dejaran verla. Entonces me puse a temblar. Se sabría que no somos amigos.

Roberto me vio preocupado, y me preguntó qué me pasaba.

Se lo conté todo.

Al principio no dijo nada. Luego me pasó una mano por el hombro y me contó que sería mejor que no la viera, porque le podría traer malos recuerdos. También me contó que tenía pensado mudarse a Valencia en cuanto Júlia saliera del hospital.

Esa noche lloré más que en toda mi vida.

Pero hoy me he cansado. Me he cansado de no poder olvidarla. De sentirme culpable. Se lo voy a contar todo. Que estoy enamorado de ella, que desde que se fue no soy el mismo, que la necesito.

Y si hace falta, iré a Valencia a verla. No se me va a volver a escapar.

Sin título, como la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora