Capítulo 10

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Ahora entiendo el significado de la palabra "calentón". Lo entendí en el banco cuando eché a correr hacia casa y lo entendí en el ascensor cuando no pude resistir la tentación de abalanzarme sobre ella. Estábamos pegadas y aun así la necesitaba más cerca.

Pero en cuanto se abrió la puerta... era lo último que esperaba encontrarme. Hubiera preferido mil veces que estuviera ahí mi padre.

Ahora me toca reaccionar.

-¿Álex? ¿Qué coño haces aquí? -le pregunto con ira en la voz

Diana me aprieta la mano. Sabe que él es uno de los culpables de todo lo que me pasó. Le quiere pegar. Y yo también. No entiendo qué hace aquí.

-Júlia yo... ¿podemos hablar a solas?

-No. Si quieres decirme algo dímelo delante de mi novia.

No se sorprende, tampoco lo esperaba ya que nos ha visto en plena acción antes de salir del ascensor. Miro a Diana, lleva desabrochado el vestido, igual que yo, el pelo alborotado y los tacones en la mano. Lo pienso mejor y creo que debería irse a mi habitación, no quiero que la vea así.

-Diana -digo mientras le acaricio la mano- espérame en mi habitación

Se va sin decir nada.

Miro a Álex. Lleva unos vaqueros oscuros, una camiseta negra ceñida que admito que le queda bien con su melena rubia y sus ojos verdes.

-Júlia... no sé por dónde empezar.

-Empieza por explicarme qué haces aquí.

Caigo en la cuenta de que se me ve el sujetador, y me pongo bien el vestido. Me acerco a él y me siento en el sofá, a su lado.

Sin que me lo espere, empieza a narrar una hisoria que se remonta tres años atrás, y acaba en la visita que le hizo ayer mi padre.

-Aha, ¿y has venido hasta aquí para pedirme disculpas?

-Sí. Bueno y para... da igual, ya veo que... sí, para pedirte disculpas.

-Pues vale. Las acepto pero no te perdono, ¿te puedes ir ya? Tengo ganas de besar a mi novia y lo que surja.

No sé de dónde saco el valor para decir eso. Pero lo hago.

Él se levanta y me mira triste.

-Adiós, Júlia

-Adiós, Álex

En cierto modo me siento mal. Lo ha pasado mal por mí pero, yo peor por él. Avanza hacia el ascensor y le da al botón. Me levanto y me acerco, más que nada porque me parece de mala educación quedarme sentada. Entonces él se gira y se me acerca más, y entonces me besa.

Me aparto y le doy una bofetada. Se abre el ascensor y se mete en él. Yo le saco el dedo. Se cierra el ascensor.

Y ya no lo volveré a ver nunca más.

Voy a mi habitación y me encuentro a Diana tirada en mi cama. Se ha quitado el vestido del todo y deja ver una lencería de encaje negra que me encanta.

Arquea una ceja y yo le empiezo a contar.

Al acabar me da un besito en la boca. Y otro en la frente. Y otro en el cuello. Y me empieza a quitar el vestido. Pero yo la paro.

No lo soporto más y me echo a llorar. Me apoyo en sus pechos y me acaricia el pelo mientras que con la otra mano me dibuja círculos en la espalda.

Y así, me duermo.

Sin título, como la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora