De camino a casa pienso en todo lo que ha pasado. En que ahora Júlia es mi novia y yo la suya. En que ya no me tengo que imaginar sus besos porque ya son nuestros besos. En que es perfecta y es mía.
Sonrío cuando recuerdo la manera en la que me ha despertado. Es tan ella.
Llego a casa y le digo a mi madre que esta noche volveré a dormir fuera, voy a mi habitación y cojo las cosas. Me ducho. Termino de hacer la bolsa y me voy.
Paso por delante del parque en el que siempre quedo con mis amigos, y ahí están. Andrea, Dani, Rubén y María. Llevo una semana sin verlos así que corro hacia ellos.
Después de los saludos, me piden explicaciones.
Son mis amigos de toda la vida pero... ¿estoy preparada para que lo sepan? Lo compartimos todo, sé que ellos no se enfadarían ni me tratarían diferente pero... Sí, he decidido lanzarme de pleno en esta relación y no voy a empezar escondiéndola.
Se lo cuento.
Al terminar el relato, sus caras son épicas. Me río al imaginar sus caras si les hubiera dado detalles.
Entonces empiezan las preguntas sobre si es igual que con un chico, si estoy segura, si está buena.
Y después dicen que la quieren conocer. Cómo no.
No me importa contarles mis cosas, pero no soy quién como para contar las de Júlia. Sé que ella no los quiere conocer. Odia conocer a gente nueva. Pero me haría ilusión.
Les doy una larga, y les digo que me tengo que ir. Nos despedimos y voy al metro.
Cuando llego a su casa, la veo en el sofá con el móvil. Tiene puesto el pijama y lleva una trenza deshecha. De repente se me ocurre que podríamos ir a cenar fuera y luego al cine.
Corro hacia ella y me tiro encima. Le hago cosquillas y le deshago la trenza del todo. La beso. Me besa.
Tras media hora de mimos intensivos le digo que se arregle, que nos vamos. Hace un gruñido y se tira al suelo. Empieza a rodar y no puedo evitar reirme.
Vamos a su vestidor y le elijo un vestido ceñido y sin mangas de color negro, unos tacones también negros y le digo que se haga una coleta para que se le vean los pendientes plateados.
Cuando acaba de arreglarse nos miramos en el espejo, he de decir que estamos preciosas. Yo llevo un vestido rojo y los rizos del mismo color me caen por los hombros.
Le doy un beso en la mejilla y salgo. Me sigue.
Vamos por la calle Colón buscando mesa en algún restaurante, está todo a tope. No se por qué, pero vamos bastante separadas. La gente nos mira, normal, estamos buenísimas.
Hago un gesto de valor, la cojo de la mano y la beso en la boca, ella sonríe y me apreta la mano.
Al final encontramos mesa cerca de la plaza de la estación del Norte.
El ambiente es increíble, hay gente por todas partes. No hace un calor sofocante, como de normal, se está muy bien.
Hablamos de todo, cenamos, nos reímos...
Al acabar vamos al cine que está cerca de aquí, y vemos 'Bajo la misma estrella', que ambas nos hemos leído el libro y teníamos ganas.
Al salir comentamos la peli, no nos ha gustado, nos quejamos.
Damos una vuelta antes de volver a casa, ya no me coge la mano. Ahora me tiene cogida de la cintura.
Paramos en un banquito y me besa el cuello, me encanta. Llevaba esperando esto más tiempo del que puedo imaginar. Juego con su pelo y con la goma de su vestido. Entonces para, me mira y está rojísima. Se levanta y me coge de la mano, echa a correr hacia casa y me río.
Por fin llegamos al portal y saca las llaves a toda prisa, abre la puerta. Saludamos al conserje y vamos corriendo al ascensor. Se quita los tacones y se sube encima mía, la cojo en brazos y nos besamos. Me baja la cremallera del vestido.
Cuando se abre el ascensor, hay alguien sentado en el sofá. No se quién es, hasta que ella dice su nombre.
Álex.