"- Tu piel parece hecha de helado de yogurt"
Así se lo dijo en la cara como si nada, una vez que sus manos se rozaron en la cafetería cuando le entregaba su café. Una frase incomoda viniendo de un hombre inadecuado. Sin embargo él sonreía ampliamente, como si hubiera anunciado el mejor descubrimiento del mundo. Ese día se fue de barra donde entregaba los productos sin desearle que lo disfrutara como era su obligación hacer con todos los clientes.
Vuelve luego un tiempo y en varias ocasiones. Evita por todos los medios atenderle, le es extraña la mirada que con que le sigue, porque es distinta a la que otros le dan al estar siempre encerrado en si mismo. Quema. Así, aunque suene estúpido, esa mirada quema, puede sentirla sobre él aun cuando no lo miré a los ojos, la siente delineando su silueta y lo obliga a ir a otras partes del local para no verlo, para no sentirlo sobre si...
Pasan los días, lo ve a la salida, entonces entiende porque el rubio se encontraba hablando con el gerente del café la otra tarde. Lo está esperando.
Lo invita a cenar, lo invita al cine, lo invita a un café... aquel hombre no parece aceptar un no como respuesta, pero a Tom no le interesa conocerlo, es un ser solitario, ya lo ha aceptado, no quiere ser la entretención de un rubio curioso. Chris, dice que se llama, pero eso le da igual.
Los días pasan, no sabe si es la monotonía, el estrés o la pareja que se comprometió en matrimonio esa noche en el café, de repente la idea de llegar al departamento silencio le incomoda, y acepta la cena que el rubio por sexta vez le ha ofrecido.
De verdad no puede sostenerle la mirada, la sonrisa en sus labios parece una broma, demasiado amplia, demasiado absurda tanta alegría y aun así le queda muy bien. Siente que toma su mano y la retira bruscamente, tirando la copa de vino sobre la mesa y su propia piel, no está acostumbrado al contacto, es extraño. Lo siente tomar su muñeca y cuando está dispuesto a decirle unas cuentas verdades, aquella lengua cálida sobre sus dedos le deja mudo e inconscientemente expectante.
Sus dedos son delineados con completa lentitud por la húmeda extremidad del rubio, la forma en que la punta de esta se mete entre sus dedos le parece obscena, pero es capaz de olvidarlo cuando esa húmeda serpiente sigue bajando y lame ahora piel de su muñeca, mojando todo a su paso, haciendo que un escalofrío le haga abrir los labios sin planearlo. Se pone rojo y promete que no volverá a caer en algo así cuando les llama la atención el gerente del local, pidiéndoles un poco de discreción.
La cena termina, salen, agradece el gesto, quiere irse de ahí, apartarse de ese hombre que le confunde, sin embargo Chris no tiene los mismos planes, y le atrapa en un abrazo por la espalda.
- Ven conmigo... - por todos los dioses, ¿siempre ha tenido esa voz tan profunda? ¿o es solo el efecto de tener al rubio susurrando con su cálida aliento sobre sus sensible oído...?
No pudo darse cuenta de cuando se aferró a marcados brazos en su cintura, la cálida serpiente sale de su oreja donde se había escondido y se arrastra ahora hacía su cuello, húmeda, caliente, hipnotízante...
Tampoco recuerda si asintió con la cabeza o simplemente el otro ha decido secuestrarle, está siendo arrastrado al coche donde ahora va camino a no sabe dónde, con aquella masa de músculos.
Evita las sonrisas del rubio, porque lejos ahora de las placenteras sensaciones del momento, le da pena, la soledad nunca le había empujado a buscar el cuerpo de nadie y ahora está rumbo algún lugar junto aquel desconocido. Debe parar eso.
Baja del coche cuando se estacionan y busca de manera torpe una excusa para irse, el otro debe adivinarlo porque le atrae contra su cuerpo y susurra de nuevo.
- Ven conmigo... - Y su corazón le pide que no se niegue, le pide que disfrute aunque sea esa noche con el hombre que le ha buscado pese a sus rechazos. Se aferra a él cuando lo besa, y se aferra a su cuello cuando le carga para entrar al departamento, como si fueran una pareja de recién casados.
El lugar está lleno de colores vivos, es grande, alegre como su dueño, al igual que la desordenaba habitación donde le lleva, la cama es mullida y lo agradece porque la forma en que le mira Chris le hace perder le fuerza del cuerpo.
Le despoja de la ropa sin que pueda notarlo, se encuentra más entretenido sintiendo las calientes manos sobre su cuerpo, los labios suaves marcando su piel, no obstante cuando está completamente desnudo, aquella serpiente húmeda aparece de nuevo, deslizándose por su cuello, por su pecho, mojando sus rozados pezones, arrancando suspiros donde siempre ha habido silencios, se anida algunos minutos en su ombligo, y baja por el vientre obviando su goteante miembro, las piernas se cierran de manera automática ante el húmedo paso de la caliente extremidad pero aquello no importa el rubio las recorre en toda su extensión, lamiéndolo como si se tratara de algún alimento, más que de una persona.
Abre los ojos y los labios con sorpresa al sentir la mojada lengua sobre su virilidad, y aun cuando intenta alejarlo un par de veces ante la vergüenza, para la cuarta vez ha olvidado su objetivo, cautivo ahora por la húmeda serpiente...
Se dice a si mismo que no es su voz jadeante la que inunda la habitación, que no son sus gemidos los que rompen en silencio de la noche de esa forma obscena, que no son sus dedos los que se aferran al cabello de Chris marcando un ritmo, sin embargo, cuando el orgasmo le golpea con fuerza no puede ignorar que es su cuerpo el que se ha quedado temblando sobre las sabanas.
- Tu piel sabe a helado de yogurt... - escucha en medio de la nube de placer y sonríe levemente, jamás pensó que ese descubrimiento por parte del rubio le llevaría tan lejos.
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Dato curioso irrelevante: Me gusta usar el nombre de Chris y Tom cuando los pongo en un Universo Alterno, es para mi una forma de seguir respetando que son ellos.
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Thorki (Kinktober 2018)
FanfictionConjunto de one shots como para del Kinktober 2018 de Thorki