Capítulo 1: La Carta

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Si Rowenna tuviera que describir en 3 palabras la clase de herbología sería: Aburrida, agobiante y...

- ¡Mandrágoras!- Gritó levantando la mano.

- Así es señorita Dumbledore. ¡10 puntos para Galkin!-. Dijo felizmente el profesor.

¿Qué? El que no le guste la asignatura no quiere decir que no sea buena en ella.

- Hoy estás muy estudiosa.- Se burló su mejor amigo, John Harris.

Ella rodó los ojos divertida.

- A comparación de ti, yo si estudio para los exámenes. Además, ¿Desde cuando no me va bien en las asignaturas?- Dijo con aire de diva, a lo que ambos rieron.

- Lo siento señorita Dumbledore. No me habia dado cuenta de lo egocéntrica que puede ser a veces- Dijo y ella le sacó la lengua.- Y también infantil.

- Muy bien... es todo por hoy.- Dijo el profesor.- Confío en que leerán todos los libros de herbología para la próxima clase.

- No hay suficiente magia en el mundo como para que leamos todo eso.- Murmuró Giselle, la mejor amiga de Rowenna, y los 3 rieron.

Los chicos salieron al pasillo y caminaron hacia su sala común.

- Estoy exhausta. El profesor Banderson nunca había hablado tanto sobre las "algas marinas" como hoy.- Se quejó Giselle, acostándose en el sofá de la sala.

- Concuerdo contigo.- Rowenna apoyo su cabeza en el hombro de John mientras se sentaban, ganándose varias miradas llenas de envidia hacia la pelirroja.

No era nada del otro mundo que todas las chicas de la escuela estuvieran locas por John, es decir, ¡Era un bombón!

Pero a diferencia de ellas, Rowenna y Giselle lo veían como su mejor amigo y no les importaba la envidia de personas ajenas a ellos.

- ¿Hace cuánto no salimos de estas cuatro paredes?- Dijo John  dramáticamente.

- Mmm... al menos un mes.- Dijo Giselle y John se levantó de golpe, provocando que Rowenna callera de cara en el sofá.

- ¡Estúpido!- Gritó sobandose la cara.

- Lo siento.- Se disculpó John- Pero no puedo esperar a que terminen las clases.- Dijo contento.

- Apuesto que no pasarás el próximo examen por haber estado durmiendo todos estos días.- Se burló Giselle.

- Muy graciosa Giselle.- John rodó los ojos.

- ¿Qué piensan hacer en las vacaciones?- Preguntó Rowenna, entusiasmada.

- No lo sé, tal vez pasar Navidad con mi familia y cuidar de mis hermanos menores.- Dijo Giselle.

- Practicar quidditch todo el verano.- Ambas chicas negaron con la cabeza.- ¿Qué?

- Siempre hablas del quidditch, John. Deberías buscar otro pasatiempo.- Recomendó Rowenna.

- ¿Por qué? Me va muy bien en ese deporte y no pienso dejarlo.- Se defendió, a lo que Giselle rodó los ojos.

- No te estamos diciendo que lo dejes, inútil. Solo que además de practicar quidditch podrías practicar algo como... No lo sé... ¿Olimpiadas matemáticas?

Los 3 chicos se miraron entre sí y estallaron en carcajadas.

- Ni yo me lo creí.- Dijo Giselle riendo.

Luego de varios minutos de risas, Rowenna decidió descansar un rato en su habitación.

- Muy bien niños, es la hora de la siesta y como saben necesito mi sueño de belleza.

- En ese caso dormirás eternamente entonces.- Rowenna le arrojó un cojín a John y éste rió al igual que Giselle.

                           ***

Unas horas más tarde...

Rowenna despertó luego de haber dormido por lo menos unas 3 horas y decidió caminar hacia el gran comedor, cuando sintió un golpe en su ventana.

Caminó con cuidado hacia ella y pudo ver a una hermosa lechuza negra de ojos verdes, sosteniendo una carta en su pata derecha.

"Que raro" pensó.

No era muy común ver de esas lechuzas en Noruega, y mucho menos con el frío que hacia allí.

A menos que...

Abrió la ventana y cargó a la pequeña lechuza para poder quitarle la carta.

- Muy bien... Veamos...- Abrió la carta y comenzó a leer en voz baja.

Querida Rowenna:

Se que han pasado muchos años desde la última vez que  estuvimos frente a frente, pero espero que hayas recibido todas mis cartas y postales.

Te escribo para comentarte que lo he pensado un largo tiempo y a los profesores y a mí nos gustaría y honraría mucho que aceptaras estudiar en Hogwarts el siguiente año.

Entiendo que puede ser un gran cambio para ti, pero tal vez así puedas conocer más sobre tu historia y orígen.

Además, tu abuelo te extraña mucho y no deja de hablarle a los estudiantes sobre ti.

Solo piénsalo y envíanos una lechuza cuando hayas decidido.

Espero tomes la decisión correcta y nos envíes una lechuza antes del  21 de septiembre.

Te quiere, Minerva McGonagall.

PD: En el sobre hay unas ranas de chocolate que tanto te gustaban de pequeña. Espero las disfrutes.

       

        

La heredera de Gryffindor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora