1. Bienvenido a Sallowood

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En la entrada del pueblo se puede apreciar un gran cartel sucio y desgastado, en el cual, la frase "Bienvenidos a Sallowood" destacaba, de bajo de esta, en aerosol estaba escrito "pueblo maldito"

Las llantas gastadas de un auto atraviesan el pequeño pueblo, y a medida que este avanza, las personas que en él habitan, miran ansiosas por descubrir quién o quienes, eran los nuevos inquilinos, las nuevas víctimas de este infierno.

—La casa Townshend —Susurra una joven a su abuela cuando ve estacionar el auto frente la grande pero abandonada casa.

—Dios se apiade de esas pobres personas —Dice la abuela con tranquilidad, ella sabe de todos los pecados cometidos en aquel lugar.

NOAH POV

—No quiero ir a esa maldita institución —digo cruzándome de brazos, mientras entorno mis ojos—. No quiero estar en este horrible pueblo.

—Ya deja de quejarte Noah, Sallowood nos puede dar nuevas oportunidades —habla mi madre sin quitar la vista del camino. Solo me digno a suspirar, dirigiendo mi mirada por la ventana.

—Esto es un pueblo de mala muerte —Refunfuño entre dientes.

—Oí eso —Mi madre ríe leve ante mi actitud.

Mi madre estaciona el auto en la entrada de la institución, algunas personas que están ahí nos miran de manera extraña. Algo me dice que no es muy común ver personas nuevas en este pueblo.

—Prométeme que te portarás bien —Mi madre me da una dulce mirada, pone una de sus delicadas manos en mi hombro y lo acaricia.

—Te lo prometo.

Después de despedirme, salgo del auto y me dirijo a la que ahora será mi nueva institución, la cárcel de medio tiempo llamada Sallowood High, la única en este lugar.

Acomodo la mochila sobre mi hombro e ignorando todas las miradas constantes hacia mí, camino hasta dar con la rectoría; luego de una charla por parte del rector acerca de este lugar, recibo mi horario de clases, y tomo rumbo al salón que me corresponde.

—Señor Moretti —La voz del rector me hace detener mi paso, giro a medias mi cabeza y puedo ver al rector parado detrás de mí—. Suerte.

Asiento levemente y sigo mi camino.

Miro el papel detenidamente y de mí sale un quejido al ver el número del salón.

Perfecto, salón 666.

Un salón maldito, de una secundaria maldita, al cual irá una persona maldita en un maldito día, ¡Maldición!

No me tomó mucho tiempo llegar al salón, veo de nuevo el número del salón y suelto una pequeña risa antes de ingresar.

Abro la puerta y al entrar decido hablar —¿Disculpe, este es el salón del infierno? necesitan a Satanás en el 535.

—Vaya, qué cómico, ¿Es usted el nuevo estudiante? —Asiento con mi cabeza confirmando su pregunta.

Él señala un lugar al lado de su escritorio, al frente de todas las personas en el aula —Lo estábamos esperando, joven... —Hace una pausa y revisa la hoja en su mano—. Moretti, adelante, por favor, preséntese.

—Es el chico de la casa Townshend, la casa que está maldita —susurros como esos se escuchan a lo lejos.

—Prefiero dejar mi nombre y mi historia como incógnita, maestro, me encanta el misterio —Doy una sonrisa de boca cerrada y trato de seguir al fondo.

Sin embargo, antes de poder dar el segundo paso, mi cuerpo está forzado a parar.

El profesor, quien ahora está delante de mí, me obstruye el paso.

La maldición de SallowoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora