MADISON POV
—¡Mad, baja ya, se te enfría el desayuno! —La sonora voz de mi madre se hace notar desde la parte baja de la casa.
—¡Ya bajo, mamá!
Solo aplico un poco de corrector en mis enormes ojeras, no he podido pegar un ojo en todo el jodido fin de semana.
Tomo mi maleta y bajo hasta la sala, unos huevos rancheros junto con tostadas están servidos en la mesa.
Mi estómago se revuelve un poco, el aspecto de las salchichas en los huevos me desagrada. Pero me niego a despreciar un desayuno de mamá.
Al sentarme, noto que unos cálidos labios se posan en mi cabeza.
—¿Cómo sigues?
No sé cómo puedo seguir, siento que he visto más de lo que una persona común debería ver.
—Estoy bien, mamá, no hay de qué preocuparse.
—¿Segura? —Su pregunta me hace querer dudar sobre mi respuesta, sin embargo, no quiero asustarla.
—Por supuesto, soy fuerte, mamá —Sonrío como puedo y desvío mi mirada—. Créeme, nada ha cambiado.
Ella pasa hacia el frente lentamente, asintiendo con la cabeza. Está poco convencida, en realidad.
—¿Entonces por qué aún no tocas tus rancheros? —Cuestiona con seriedad mientras se sienta frente a mí—. Sé que no haz dormido en estos días, sé que apenas y tocas la comida, sé que mi hija no ha vuelto a ser la misma desde aquél día.
—Mamá, ya lo hablamos, no necesito un psicólogo.
—Mad, amabas los rancheros, ni si quiera dejabas que llegaran a la mesa antes de darle un bocado —Su mano busca la mía en la mesa, está fría.
—Es solo que ya no me dan la misma emoción, nada más —Trato de explicar, ni yo misma puedo creerme.
—Bien, toma —En su otra mano llevaba un frasco de mermelada—. Aplícale a las tostadas.
La miro con confusión, no sé a dónde quiere llegar.
Recojo el frasco y lo destapo, es de fresa, fresa intensa.
La mermelada de torna de un color rojo intenso, está espesa, apesta a hierro.
Las ganas de vomitar se hacen fuertes, sin pensarlo dos veces, corro hacia el baño. No puedo aguantar esto.
Después de botar todo lo que tenía en mi estómago, veo de reojo a mi madre.
—No quiero ser una mamá sobreprotectora, pero si tu salud emocional y física depende de eso, lo haré —Dice desde el marco de la puerta—. Mañana irás al psicólogo, apartaré una cita.
—Mamá... —me vi interrumpida.
—Acomódate rápido, te llevaré al colegio.
...
Abro la puerta del auto y entro en la parte de atrás, mi madre prende el motor mientras yo involuntariamente volteo hacia mi izquierda.
Noah, está saliendo de su casa, seguro que para tomar el bus.
Quería llamarle, pero algo hace que me detenga.
Seguro huelo a vómito y he de verme horrible.
Volteo mi cabeza hacia otro lado, intentando ignorar las ganas de voltear y llamarlo. Pero todos mis intentos quedaron en vano cuando mi madre le llamó para que se subiera.

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La maldición de Sallowood
Mistério / Suspense¿Alguna vez han oído sobre Sallowood? Supongo, que no. Si bien, aunque parece un pueblo fantasma, Sallowood es un lugar tranquilo, donde nada grave parece pasar frente los ojos de sus habitantes, aquellos individualistas luchando por salir de aquél...