El pacto de Fyodor

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Se detiene frente a la puerta del departamento y la expresión neutral apenas cambia un poco durante algunos segundos como si notara algo. Deja ir un suspiro antes de abrir para adentrarse al lugar, una mochila que reconoce fácilmente está tirada justo delante con los libros esparcidos por el piso al igual que el resto del material escolar.

Sin detenerse más que para evadir dicho obstáculo deja sus cosas sobre el sofá de la pequeña sala, en medio del silencio distingue un eco de goteo que lo lleva a dirigirse al cuarto de baño.

Empuja la puerta entreabierta que se mueve con un alargado chirrido, las manchas rojas esparcidas por la superficie blanca le hacen mirar a la figura delgada que yace arrinconada en una esquina.

—Vaya que eres necio ¿eh?

El joven castaño levanta la mirada, el tono café rojizo sumado a la expresión desafiante a pesar de su estado sólo provocan una sonrisa en Fyodor.

—¿Por qué no detienes esto de una vez, maldita sea?

Sus brazos apenas muestran algo de su piel debido a las vendas que se extienden en la mayor parte éstos pero la sangre ha manchado el color blanco dejando rastros sobre los cortes hechos con el filo del cuchillo que una de sus manos aún sostiene.

—Sabes que no puedo deshacerme de nuestro pacto por ahora.—Habla inclinándose frente al otro.—Espera un poco y te dejaré desangrar hasta morir, tal como deseas.

—¿Tanto te está costando recuperar a la presa que se te escapó?—Sonríe burlón.—Al parecer la rata terminó superada por un gatito.

La risita que acompaña sus palabras es interrumpida por el agarre repentino al cuello de su camisa y el impulso que lo lleva al suelo sacándole un quejido. El ajetreo termina haciendo que suelte el cuchillo tomado al momento por Dostoyevski. En un par de segundos el arma se ha encajado en la palma de la mano del castaño quien ha gritado al sentir la hoja metálica traspasar la carne hasta chocar con el azulejo del piso en que se apoya.

—Esa alma tiene mayor valor que la tuya.—Responde tranquilo manteniendo el cuchillo en su sitio.—Y Edogawa lo está desaprovechando.

—Pues parece que hoy no has visto lo que yo.—Sonríe sin la intención de dejar de molestarle.—Porque a mí no me parece que esté desaprovechando a ese chico ni un poco.

Recibir como respuesta la risa débil de Fyodor no era lo que esperaba y por ello la expresión divertida desaparece al mostrarse ahora confundido.

—¿La falta de sangre ya te está afectando, Dazai?—Le cuestiona el de cabello lacio con falsa preocupación.—Hablaremos después ya que al parecer no lo estás entendiendo.

El cuchillo es retirado devolviéndole movilidad a la mano en que fue clavado pero aún así el castaño no puede hacer algo para quitarse de encima al otro. Se ha quedado quieto al detectar el cambio en la mirada de Fyodor, en el momento que le vio acercar el filo de la hoja a su rostro y el cómo llevó su atención a la sangre impregnada en esta. La mirada que le dedicara después de eso le generó un escalofrío repentino anticipándose a lo que vendría.

—Es tan amable de tu parte el haberme facilitado el trabajo hoy.—Comenta posando un agarre firme en los brazos de su humano ganando así un quejido por parte de este.—Supongo que debo agradecerte. ¿Verdad?

Inclinándose para alcanzar el cuello del chico lame la herida sangrante, suspira comparando de forma inconsciente el sabor del alimento al que estaba acostumbrado con aquella pequeña muestra robada horas antes. El cuerpo que se tensa bajo él ha desistido en intentar apartarlo pero no deja de removerse, incomodo ante su tacto, consiguiendo de este modo que los cortes se abrieran más.

THE LAST WISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora