If You've Ghost... || Cancelada

Capítulo 3: ¿Destino o Karma?

[Siento que sea tan cortito, pero espero que lo disfrutéis que ya va a empezar a ver salseo ewe

¡Gracias por el apoyo y el cariño, os adoro mucho mucho!]

Narra Alaska:

La voz. Qué curiosa es la voz de las personas, ¿cierto? Capaz de transportar pensamientos, emociones, sensaciones... Voces que nos pueden cautivar, nos pueden irritar o nos pueden hacer llorar. Tonos de timbre en la voz que conforman una melodía propia y única.

Creo que nunca me lo había parado a pensar tan bien como cuando le escuché cantar por primera vez sobre el escenario. Su capacidad de moverse sobre el escenario con aquel traje monocolor era increíble. Cada paso dado a la perfección dejaba un rastro de miradas intensivas, hambrientas por saber cuál sería su próximo paso. Una postura elegante y regia dominaba su cuerpo y sus cabellos brillaban en el atardecer del segundo día del Devil Fest. La mirada de sus ojos bicolores enfocaba directamente sobre los de la gente que saltaba al ritmo de la potente batería y movía sus cabellos al ritmo de las guitarras.

Era innegable que la banda poseía un poderío impresionante en escena. Cada movimiento de las cuerdas deslizándose en los dedos expertos, cada nota alcanzada con el piano y cada desgarrada frase que alababa al Oscuro flotaban como aire tóxico en el ambiente, provocando la más maravillosa perdición.

Bajo mis pies podía sentir como temblaba el césped y cómo los gritos sonaban más alto que la música.

¿Es este tu poderío "Emeritus"? ¿Es esta la magia oscura de Ghost?

Por un momento mi mente divagó en la idea de que quizá aquellos hombres que estaban sobre el escenario ahora mismo sí que tenían un contrato con el diablo.

Porque aquello no era normal... Habían enloquecido al público por igual: hombres, mujeres, niños y adultos. Los graves que cantaba el satánico resonaban fuertes y profundos como una oleada de jadeos; pues eso era lo que provocaba en el público.

Conseguía arrebatar el aire a todos ellos.

Sí, sí... A mí la primera.

Solté un profundo suspiro observándolos desde la entrada del gran recinto gracias a las amplias pantallas que conformaban el amplio escenario a cada lado y acabé por girar mi mirada hacia Arabs que había andado hasta mi con dos botellines de cerveza en sus manos. Le dediqué una suave sonrisa, pues mi espalda estaba apoyada contra la verja adecuada para el momento y no tenía intención de moverme.

El festival era lo mejor, pero también lo más cansado.

Parecía que a la de los cabellos ondulados y laceos le costaba andar por la fina hierba como si fuera nieve, o quizás era porque le dolían los pies de sobre manera.

—Hey, aquí estabas. Llevo buscándote toda la tarde. —La rubia soltó un quejido acomodado cuando se apoyó a mi lado, pegándome la botella de cristal al brazo cruzado, sin mirarme—. Me debes cuatro pavos.

No dije nada en aquel momento, pues tenía la boca seca y agradecía en sobremanera el alcohol en aquellos momentos. Quizá era por el calor, o por culpa de ese papa satánico que se había adueñado de mi atención; y lo odiaba por ello.

Arabs giró su mirada a mi rostro al ver que no decía nada, y siguió el recorrido que hacían mis ojos hasta el escenario. La música sonaba lejana pero totalmente entendible. Era como presenciar el final de una fiesta en tu pueblo natal.