Rosa sp II

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—Seré más tranquilo la próxima vez.

—No habrá próxima vez, Dazai.

El corazón de Dazai se rompió.
Porque, sin saberlo, le importaba.

—Pero ya comenzaste, ¿no te llevaría tiempo encontrar a otra persona?

—Dios, no lo sé, no tengo ganas de seguir con esto... ¿Por qué me pusiste esto en la cabeza? —Chuuya intenta tocar la corona pero el castaño lo detiene.

—Espera, en serio es muy bonita, mira —Y ahora es Dazai el que tiene puesta la corona con rosas rojas. El cabello del pelirrojo se despeina un poco cuando se la quita.

Chuuya observa fijamente. Las rosas rojas y Dazai. El recuerdo de las flores púrpuras cayendo sobre ellos. La voz ajena que no para de hablar sobre cosas que no quiere entender, porque debe concentrarse en dibujar lo que tiene frente a él, porque quiere hacer lo que más le gusta con la persona que más le gusta. Pero sólo quiere eso, es demasiado simple y directo. Sin embargo Dazai lo complica todo.

—¿Ves? —El castaño continúa hablando—. Aunque no me queda tan bien como a ti... ¡Ah! ¡Lo siento! No te sientas incómodo, estoy diciéndolo de buena forma —Dazai hace una pequeña reverencia de golpe y las rosas caen al suelo—. Así que por favor, sigamos.

Chuuya desvía la mirada, el carmesí en sus mejillas. Dazai es un idiota adorable.
El interés contrario apaciguan su repentina molestia y toma la corona del suelo, dejándola entre los mechones revoltosos de Dazai, él se ve especialmente bien con flores en el cabello—. Vuelve a tu lugar, te dibujaré con eso sobre tu cabeza.

El otro obedece aliviado—. ¡Y hasta hace un momento pensaste en abandonarme!

—Lo estuve pensando hace tiempo, todavía no olvido que me llamaste cerrado por no aceptar tus ideas —Dazai lo mira con curiosidad pero no comenta nada. Chuuya se pone su sombrero tapándose un poco la vista—. Así que quiero usar ilustraciones científicas en mis dibujos, pero deberías ayudarme.

Los ojos cafés brillan a través del cristal de los anteojos y una sonrisa ocupa el rostro de Osamu Dazai. Él asiente emocionado ante ese pedido y luego retoma la pose anterior para que Chuuya prosiga con su trabajo, éste parece tener una leve mueca en sus labios, la cual podría traducirse como una pequeña sonrisa, pero Dazai no está seguro, como siempre cuando se trata de Chuuya.

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La biblioteca es grande, acogedora, tranquila. El aroma a libros viejos, a hojas amarillentas. El sonido de sus pasos resuenan contra el cerámico del suelo y ojos curiosos buscan la estantería adecuada.

—¡Aquí es! —Dazai se acerca y abre un gran libro de tapa dura—. Este manual es lo mejor, no sólo tiene mucha información sobre identificación de especies, sino que también hay muchísimas ilustraciones de flores, frutos, semillas, disposición de las hojas en las ramas, tipos de hojas... —Su voz suena emocionada mientras pasa las páginas al azar—. Me recuerda a mi primer año de carrera, ya olvidé tantas cosas.

—Esto es demasiado, creo que es obvio que no vas a poder recordar todo —Chuuya se acerca para darle una ojeada al libro, lo único que entiende es la parte de los dibujos y eso lo hace sentir como un niño pequeño.

—Aún así se siente triste no saber cosas que se supone que debo saber, qué haré si me recibo y no puedo hacer nada bien.

La melancolía liberada afecta el corazón del pelirrojo. ¿Acaso Dazai es una persona insegura? ¿Qué debe decirle? No está acostumbrado a él todavía, ni al salto de una emoción a otra. Chuuya puede ver los murmullos lejanos de la biblioteca representados en colores sepia, es triste y apagado, así que decide hablar, tal vez su voz tiene un color más amigable para Dazai.

—Estudiante Osamu, busca las rosas, quiero ver las ilustraciones —dijo acercándose un poquito más.

—¿Estudiante Osam-?

—Shh, haz lo que te digo.

Dazai reprime una risa y lee el índice del manual murmurando algo como "órdenes, familias y subfamilias", luego se dirige a la página correspondiente.
Chuuya observa con atención, se ve todo tan claro; son ilustraciones con una belleza excepcional, cuidadosas y con técnicas de puntillismo que provocan que todas las sombras cobren vida, acompañadas por el aspecto antiguo que le otorga el blanco y negro, como si todo hubiese sido dibujado únicamente con pluma y tinta.
Sus pupilas se expanden escondiendo el color azul, una pequeña sonrisa aparece en sus labios.

—Dazai, gracias.

—¿Qué? ¿Por qué? —Luego voltea hacia el pelirrojo y tal vez comprende la respuesta a esa pregunta. Su corazón se acelera, Chuuya está amando algo que él ama también—. Bueno... en realidad no tienes que responder.

—Aún así lo hare.

—¿Entonces?

Chuuya a su lado levanta la mirada—. Gracias por darme un nuevo concepto para mi trabajo, no sabes cuánto significa para mi.

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Equinoccio #SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora