Desmesuradamente abiertos y sin vida quedaron los ojos de la bruja. Murió sin ver del todo cumplido su propósito final.
Sus últimos instantes en la tierra de los vivos se ralentizaron de tal forma que podía ver cada gota de su sangre estrellarse contra el suelo y cómo los ropajes sedosos de Gastón se ondulaban lentamente en el aire con cada embestida de su puñal.
A lo lejos, la muerte aparecía con su guadaña. Con paso firme se iba acercando a ella: Un paso, dos pasos... Pero cuando llegó frente a la desgarradora escena, se detuvo y con una voz similar al rugir de un trueno ahogado dentro de un abismo, le dijo a Ágata:
—Ahora o nunca.
La Muerte anhelaba llevarse consigo al Nigromante que hacía años la esquivaba, y no a la bruja a la que había ido a buscar. Así que, egoístamente, pensó que no pasaría nada si le concedía un poco más de tiempo a la anciana para que pudiera agotar su magia en un último conjuro contra él. Total, esa magia se iba a echar a perder.
Ágata era consciente de que los poderes que le quedaban no eran suficientes para derrotarlo, podría hacerle mucho daño, pero no matarlo. Así que tras analizar rápidamente cual sería la mejor estrategia a seguir, lo vio todo con la claridad del que está con un pie en el mundo de los espíritus, y formuló su último y más poderoso hechizo. Exprimió la energía mágica de cada una de sus células, la encapsuló en su último aliento y, tan fuerte como pudo, la envió directa hacia Dulce.
De color negro como una noche sin luna, brillantes, afiladas y fuertes, eran las nuevas alas que se desplegaron majestuosas desde la espalda de la joven. Eran unas alas pensadas para volar hacia su propio destino.
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La chica que solo podía ver el lado bueno de las personas [Historia corta]
FantasyDulce no lo sabe, pero vive bajo una maldición: no puede desconfiar de nadie. Lucha por ser feliz, hasta que conoce al irresistible Gastón y le ocurre lo peor que podría pasarle, le roba, literalmente, el corazón; y es que algo muy oscuro oculta Ga...