Él estaba atrapado en aquella maldita casa. Obligado a ver las atrocidades que cometía el incombustible Gastón para resurgir, sentía impotencia, pues solo podía luchar para que su luz no se extinguiera, al menos hasta saber qué había sido de su amada Dulce.
Llevaba mucho tiempo retenido allí. De tanto bajar del cielo a comprobar que su amor estuviese bien, se había quedado sin energías para volver a subir.
Nunca permitió que ella lo descubriera. No quería interferir ni en su vida, ni en sus decisiones, solo necesitaba saber que seguía viva.
Siempre había estado a su lado y ella nunca lo supo. La había visto crecer, la adoraba y se había convertido en su fiel ángel de la guarda desde la fatídica noche en que vio cómo era engatusada por el despiadado Ladrón de corazones, que él bien conocía. La misma noche en que la inocente niña dejó de volar y se olvidó de él para siempre, o al menos eso creía.
Finalmente, cuando Gastón se emborrachó y forcejeó con ella, se esforzó tanto por recobrar su forma humana y apartarla del asesino, que quedó reducido a un resplandor difuso, casi invisible al ojo humano.
Era consciente de la única condición que le había impuesto el Guardián del Destino: no debía bajar a la Tierra o su luz se iría desvaneciendo poco a poco hasta desaparecer para siempre. Pero a él de nada le servía vivir eternamente atrapado en el cielo estrellado, lejos de la pequeña niña de las alitas, alegre y embrujada, que le tenía cautivado desde el día en que la conoció.
No podía creerlo, ¿de verdad era ella? La que ahora entraba por la puerta del establo era la mujer más hermosa que había visto jamás, tan fuerte, decidida y madura. Enseguida tuvo claro lo que debía hacer. Sería su última misión en la vida y estaría encantado de que ése fuera su final.
La armadura y la espada de Dulce empezaron a brillar con una luz azul que ella reconoció al instante. Sus almas estaban de nuevo conectadas, ensambladas. Si ella moría, él también lo haría y se reunirían en el mundo de los muertos. Estaba dispuesto a darle hasta su último aliento para que saliera vencedora e hiciera justicia.
Juntos iban a enfrentarse a su enemigo.
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La chica que solo podía ver el lado bueno de las personas [Historia corta]
FantasyDulce no lo sabe, pero vive bajo una maldición: no puede desconfiar de nadie. Lucha por ser feliz, hasta que conoce al irresistible Gastón y le ocurre lo peor que podría pasarle, le roba, literalmente, el corazón; y es que algo muy oscuro oculta Ga...