9

19 0 0
                                    

-En conclusión eligieron la prisión de cristal. —Keely colocó el plato sobre la mesa, Haki preparaba mejor la comida que el oficial, pero esta vez él insistió en hacerla. Esa era su forma de disculparse por las escenas y palabras discriminatorias.

-Deben estar mal de la cabeza para elegirla, ¿no crees? —bebió de su té verde con suma calma leyendo el holoperiodico. Keely admiraba a su mujer, jamás le ha sido infiel, nunca la tocó sin consentimiento de ella. Las mujeres creían que era perfecto, pero las cicatrices que Haki ocultaba decían otra cosa.

-Amor, ¿volverás a trabajar? –Haki alzó su mirada por primera vez, hizo un leve puchero y asintió.— ¿Planeas irte?

-Quería hacerlo hoy mismo, necesito estar al pendiente de los chicos. —Y aquí viene la contradicción, Keely odiaba con su vida a la peste negra y detestaba que su mujer hablará tan preocupada por los idiotas esos.

-Me contaron que te acostaste con una de tus pacientes. —Replicó el rubio de la nada, Haki conocía los motivos de esta acusación. Aunque por más que deseará engañarlo, no encontraba una chica que fuera lo suficiente para despertar el deseo de ser infiel. Era imposible para ella llegar a experimentar ese amor prohibido que la viciaría.

-Si quisiera lo haria hace años. —Sonrió, y solo en un movimiento inesperado, Keely la agarró por el cuello, estrujando este con fuerza. Haki intentaba reaccionar ante el veloz acto que pasaba. —N-no te... engañe ¡histérico! —pataleaba, sus dientes rechinaban, la frustración recorría su espina dorsal.

-¡Deja de mentir! ¡Sé como las miras! ¡Asquerosa te irás al infierno! —apretó su agarre, se deshizo de la blusa de Haki con su mano. Las lágrimas de la chica salían, haciendola recordar los malos ratos con su madre. —Te haré cambiar de opinión mi amor. —Las diferentes expectativas hacían ver que según Keely sonriera con amor y comprensión pero tanto para Haki como para cualquiera, esa mirada parecía ser la de un psicópata.

Besó el cuello de la muchacha y la empujaba fuerte a la pared, la chica gritaba tratando de librarse pero su pareja fue más rápida apretando su mandibula.

Haki tenía que hacer algo, se sentía tan indefensa. Tan sola. En un impulso su cuerpo dio un estallido interno, Keely paró apartándose de Haki, comenzando a vomitar agua, mientras que su piel se ponía morada. Esto era nuevo para ella.

-Te tardaste en dejarlo salir. —Haki ignoró la voz diabólica. Respiraba con dificultad y hacía masajes en su cuello, <<inhalar, exhalar>>

Salió de su apartamento arreglandose su camisa y colocandose su blazzer. Planeaba desestresarse e ignorar la reciente situación.

Y aquí es dónde se preguntarán por qué Keely siempre se pone en un alto pedestal alardeando que es el mejor en la relación, Haki borraba sus recuerdos.

Raccoon cityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora