[Narra Laura]
Podía tener tan sólo 10 años, pero yo ya sentía los nervios que algún mayor podría experimentar. Sólo sé que me esforcé mucho por obtener los mejores resultados en los entrenamientos. Quería impresionarlos. Últimamente mi mundo era la velocidad y no el enduro. Practicaba como si la vida me fuese en ello y en realidad me iba en ello. Me acuerdo que mi padre “por las notas", (le encantaba hacerme regalos inesperados), me compró un casco que decoró el mismo. Era blanco con unas hormigas que discutían por el primer puesto, a un lado un juego de cartas y al otro un 13, mi número favorito.
Era duro practicar enduro y velocidad, me esforzaba mucho en ello. Por las mañanas una especialidad y por las tardes otra. Así se me pasó todo el mes de junio hasta que tocó el viaje. Volví a ir sola con mis tíos, pero este año iba a ganar por mi padre.
No recordaba el viaje tan largo, pero sólo con volver a verles merecía la pena. Yo iba con el objetivo de ganar, pero muy en el fondo sabía que mi objetivo real era encontrarme con ellos.
Llegamos y mi tía rellenó el cuestionario. A los pocos minutos ya estaba encendiendo mi moto. Eché una mirada alrededor, pero no vi su rastro. Mi tía también se fijó en eso, ya que me dijo que seguramente llegasen más tarde por el tráfico. Entré en el circuito; ya ni recordaba que era vivir aquello. Primer entrenamiento y quedé de segunda, no iba mal.
Con la compañía de mi tía di una vuelta al circuito, pero no vimos nada... Ahí ya me dije que este año no se presentaban. Me dolió, pero seguramente fuese yo la que rompí la promesa antes, así que era la única culpable. Con lágrimas en los ojos le di un abrazo a mi tía: ella sabía que este campeonato significaba mucho más que las carreras.
Siguió la rutina de hace 5 años: 3 días de entrenamientos y al siguiente la carrera. Aunque no íbamos a cenar todos juntos tras subir al podio, seguía luchando con la misma pasión por ello. En la primera carrera quedé de segunda por detrás de un chico que la verdad no lo hacía también como decía. Ese día me iré entre el público para ver si los encontraba, pero mis esfuerzos fueron en vano. De poco servían todas las esperanzas que ponía. La segunda carrera me dejó en un primer lugar, al igual que la tercera, y a pesar de los 12 días de campeonato que ya habían pasado, yo seguía buscandolos con todas mis fuerzas. En cada curva mira a ver si estaba la sonrisa de Marc, el encanto de Alex o los ánimos de Roser... En el fondo buscaba una mínima esperanza, pero yo eso con 10 años no lo sabía. Sin duda los días más difíciles fueron los últimos entrenamientos. Tendría sólo 10 años, pero ya sufría por amor.
Lo peor fueron las caídas. Llevaba muy buena racha, pero este último día de entrenamiento está costando mucho. No puedo parar de pensar en que voy a ganar un campeonato y ellos no están para apoyarme... Aunque si sigo así adiós a la victoria. Al menos no tengo ninguna lesión grave que me impida correr. En cuanto terminó el tiempo y llegué junto al equipo que me patrocinaba no paré de recibir apoyo, aunque falso, ya que sólo soy una niña y “me podría sentar fatal lo que me digan" y esas cosas. Esa noche mis tíos y yo fuimos a cenar para “celebrar el gran día", aunque mi tía sabía perfectamente que eso era lo que menos me importaba. ¿Por qué me estaba afectando tanto que no estuviesen allí conmigo? ¿No sería peor ya que ellos apoyarían a Alex, que corre en mi misma categoría? La cabeza me da mil vueltas y ya no podía más con la situación. Lo mejor sería dormir y concentrarse en la gran carrera de mañana.
Todos estábamos esperando a que diesen el pistoletazo de salida. Una última visual para ver si los veía. Negativo, pero al menos me encontré con la mirada de apoyo de mis tíos. Faltan segundos y los nervios aumentan. “Uff. Calma. No puedes estar nerviosa. No puedes empezar la carrera así. Inspira. Expira. Tú puedes. Un solo segundo puesto y el campeonato es tuyo. Ese es tu objetivo ahora. Tú puedes hacerlo; confío en ti." Aquella última frase que tanto me decía mi padre me dio aquello que necesitaba para empezar la carrera. 3, 2, 1... ¡Acción!
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Esta es nuestra historia.
Fanfiction“Cuando el miedo te supera ya no hay nada que puedas hacer". Esas palabras que mi padre siempre me decía antes de cada carrera no dejaban de sonar en mi cabeza, aunque ya era demasiado tarde como para no tener miedo. Sólo buscaba la manera de cómo...