¡NEVER SAY NEVER!-Justin Bieber

Capítulo 42-Nuevos amigos

-Voy al baño, ahora vuelvo. –Intenté sonreír-

Subí las escaleras, y me metí en el baño. Me lavé la cara, y miré la mano con la que rompí el espejo hace unos días. Tocaron la puerta.

-¿Estás bien Chloe? –Oí decir a Carol-

-Sí, ahora salgo. –Abrí la puerta-

-Sé que no estás bien. 

-Estoy…

-Soy una chica. –Me interrumpió- Sé por lo que estás pasando. –Sonreí- Vamos a mi cuarto y me lo cuentas, todo.

Me tomó del brazo y me llevo abajo. Abrió una puerta de madera, que tenía escrito; CAROL. En letras grandes y de colores. Las paredes eran de color marrón, y una cama enorme de sábanas blancas y rosas, ocupaban una parte del cuarto. Había un enrome armario de madera, también un escritorio con una lámpara de color rosa, en el techo una lámpara en forma de sol. Era todo muy bonito.

-¿Te gusta mi cuarto? –Asentí- Ven siéntate en la cama. –Me senté y ella también- Ahora cuéntame.

-No hay mucho que contar.

-Empieza por decirme que haces aquí.

-Lo que pasó, es que Justin me gritó, yo me enfadé y me fui de casa. Y vine aquí, porque no conozco a nadie más. Luego con Jason, empezamos a gastar bromas por teléfono, y por casualidad uno de los números fue el de Justin, nos reconoció, y me dijo que todo lo que había pasado era un juego para mí. –Una lágrima recorrió mi mejilla-

-¿Por qué te gritó?

-Christian besó a Nicole, y me alegre muchísimo. Porque es como mi hermano pequeño, lo quiero tanto, y con todo lo que pasó, estoy orgullosa de él. Lo que pasó, es que Justin me dijo que me alegraba más del beso de Christian que el mío con él. Entonces me puse a hacer la idiota gritando: Oh Justin Bieber me ha besado. Y le dije que si quería oír eso que besara a una fan. Me dijo que quizá lo haría. Yo le dije que a que esperaba. Y me llamo insoportable. Yo me fui, y eso.

-¿Y tú te alegras más del beso de Christian que el de ustedes?

-No, para mi ese beso con Justin fue lo mejor que me ha pasado. Cuando estoy con él, es totalmente diferente a cuando estoy con otra persona. Me siento especial, me hace sentirme especial.

-¿Y se lo has dicho? –Negué con la cabeza- Entonces, creo que deberías ir, y decirle lo que me estás diciendo a mí. 

-¿Sabes? Tú servirías para psicóloga. Una de esas que hace que lo expliques todo, y la verdad te sienta bien.

-Lo estoy pensando. –Sonrió- Y tú eras la que decías que no había mucho que contar. ¡Me has explicado media biblia!

-¡Eres una exagerada!

-¡Exagerada dice! –Me tiró una almohada a la cabeza-

-¿Quieres guerra?

Tomé una almohada y así empezó una pelea de almohadas. Nos reíamos mucho. Y acabamos agotadas, tumbadas mirando hacia su techo.

-Esto ha estado bien. –Dijo-

-Sí. ¿Sabes? 

-¿Qué?

-Me gusta tu lámpara. –Reí-

-Yo me esperaba un; “Me caes bien” o “Seremos buenas amigas”. No un me gusta tu lámpara. 

-Bueno, también. –Empezamos a reírnos- 

-Jason estará preocupado.

-Que se preocupe. –Sonreí- No, es broma. ¿Bajamos?