Hace unos años cuando exactamente estaba en quinto grado quise hacer algo más interesante cada fin de semana, ya no quería estar en mi casa durmiendo todo el día. Realmente quería hacer algo que me ayudara a despejar la mente y... quizás, si andaba de suerte podría hacer uno que otro amigo.
Me inscribí a una academia de música que quedaba a una hora de mi casa en bus. ¡Perfecto!
Las clases comenzaban el sábado y no veía lo hora en que ese sábado llegara desde el lunes. Cuando por fin llegó, me desperté y estuve lista desde muy temprano, comí algo ligero, guardé las llaves de mi casa en uno de los bolsillos de mi chaqueta, me apliqué crema de cacao en los labios y salí de mi casa rumbo a la academia.
Durante el camino me puse a pensar en cómo dejar de lado mi timidez para que estar allí no fuera algo tan aburrido y los demás no me observaran como bicho raro.
Al cabo de hora y media llegué. La fachada del edificio era bastante agradable a la vista por la combinación y el matiz de colores cálidos y sombríos que por alguna extraña razón lograban ser llamativos.
Al entrar vi muchas personas con estuches de violines y guitarras colgados en sus espaldas. Otros llevaban sólo un cuaderno entre sus manos y yo, yo no tenía nada.
Pude notar que la gran mayoría de personas allí presentes iban por primera vez y no se conocían entre sí. Por una parte eso era bueno porque así podría socializar más fácilmente, pero por otra parte no sabía qué significaba la palabra "socializar"
Me uní al grupo de futuros pianistas. En ese entonces amaba el piano, no podía verme tocando algún otro instrumento que no fuera ese.
El grupo constaba de 20 personas, entre ellas 12 mujeres y 8 hombres. La diferencia de edades era mínima, nos llevabamos por mucho 2 o 3 años de diferencia en edad.
Entramos a un salón cuyas puertas de entrada y salida estaban hechas de vidrio perfectamente diseñadas. En el interior del salón había un pizarrón, un sin número de organetas alrededor de un piano blanco, un enorme y magestuoso piano blanco.
De pie en círculo, nos mirabamos los unos a los otros, de arriba abajo sin pronunciar palabra alguna. Era un momento incómodo a decir verdad porque el silencio era estremecedor, nadie sabía a ciencia cierta cuándo se rompería hasta que...
Alguien entró...
-Muchachos, ¿como están? Dijo un hombre barbudo, sin bigote, de unos 25 años, de ojos claros, estatura media y sonrisa cautivante.
-Bien, gracias. Dijimos todos en modo de coro.
-¡Que bien! Mi nombre es Nicolás y voy a estar guiándolos en su dominio con el instrumento (piano).
...Nadie dijo nada...-Noto que son bastante tímidos, pero eso es normal. Vamos a hacer una actividada para entrar en confianza, ¿les parece?
...-La actividad consiste en que así en circulo cada quien va a decir el alimento que más le guste de la panadería y cuando hayan terminado de decirlo el que empezó va a decir su nombre y: tengo entre las piernas... (el alimento que más le gusta de la panadería)
Y así empezó todo...
-Mi nombre es Carmen y tengo entre las piernas una galleta.
... Hubo silencio durante tres segundos y de repente... todo el mundo estalló en risa.
-Mi nombre es Felipe y tengo entre las piernas un pan francés....Carcajadas y mas carcajadas ...
Mi nombre es Marian y tengo entre las piernas una mantecada.
Y así todo el mundo fue presentándose y riéndose los unos de los otros hasta que no faltó nadie en decir su nombre. La confianza se halló dispersa por todos los rincones del salón luego de ese agradable momento.
El profesor Nicolás se acomodó en su escritorio para acomodar unas partituras. Mientras tanto, todos tomamos asiento y empezamos a conversar.
-Hola, Gabi, soy Sara... me dijo una muchacha bastante simpática y amable.
-Hola Sara, ¿Cómo estás? Le dije regresándole la cortesía
-Muy bien, me alegra conocerte.
- A mi igual SaraNos sonreímos mutuamente
Ella me contó muchos detalles acerca de su vida en los ámbitos amorosos, estudiantiles, familiares e interpersonales.
Ella era adoptaba por una pareja de cristianos que no podieron nunca concebir hijos. Sus padres biológicos murieron en un accidente automovilístico cuando ella a penas tenía 8 meses de nacida.
Su primer novio la engañó con su mejor amiga; desde entonces le teme a ser lastimada otra vez y por ende, está soltera desde hace 2 años y 7 meses.
Va en el mismo grado que yo y también es aplicada y comprometida con sus estudios.
Cuando Sara iba a contarme acerca de sus amigos alguien tocó la puerta.
El profesor Nicolás enseguida fue a abrirle. Se trataba de un hombre...
Pero que hombre...
Al verlo creí que tenía unos 20 o 22 años de edad, tenía barba y bigote, ojos claros como la miel, estatura media, piel blanca pero no demasiado, acuerpado y con tatuajes visibles en los brazos que le hacían ver aún más sexy. Su vestimenta era negra de la cabeza a los pies, tenía una cadena que colgaba de su pantalón.Yo sólo le miraba de pies a cabeza.
Él entró para darnos la bienvenida y una información relevante a la que no le di mucha inportancia porque mi atención sólo estaba puesta en mirarle con detenimiento.
Noté que estaba un poco incómodoYo no era la única que le observaba de forma intimidante, todas las mujeres allí presentes también lo hacían, e inclusive Sara.
-Muchachos él es Peter Collins y quiere decirles algo:
Él se dirigió a nosotros de forma muy agradable, lo cual hizo que me interesara más en él.
-Qué hombre tan guapo ¿no?
Dijo Sara en el momento en que él se fue.
No le respondí nada, sólo me mantuve en silencio
- Jajaja ese hombre te dejó boba niña
- ¿De qué hablas? Para nada. Le dije al encogerme de hombros
- A mi me pareció muy guapo. Dijo Sara sin pelos en la lengua.
Me mantuve en silencio nuevamenteEl profesor empezó la clase y durante ese día todo estuvo bien.
Durante un mes cada sábado observaba desde lejos a Peter, cuando él entraba a su clase de guitarra y cuando salía de la misma rumbo a su casa.
Tal vez nunca se dio cuenta de que había alguien que siempre lo observaba o tal vez sí.Nunca creí en la posibilidad de hablarle algún día pero me equivoqué
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Amor Clandestino ∞
RomansaAlgunas veces en la vida nos topamos con alguien y nos enamoramos sin saber quién es realmente... ¿Puedes imaginar enamorarte de un hermano?