Bowsette, la princesa del mal.

La Desesperación De Las Princesas

-Es tu última oportunidad Bowsette, entrega a Peach y olvidaremos esto.

Como era costumbre, los generales de cada ejercito se reunieron en el frente de batalla para buscar alguna oportunidad de detener la guerra. Sin embargo, eso fue una mera formalidad, la guerra ya estaba presente y no había forma de pararla.

Rosalina temblaba con la idea de perdonar a la dragona.

-¿Por qué habría de ceder ante ustedes cuando voy a ganar? - Mencionó Bowsette burlona a las Princesas.

Lejos de molestarse, las Princesas se mostraron confundidas -¿Qué? ¿Ya viste nuestros números? Tu victoria es imposible.

-Eso lo veremos, Princesas.

Bowsette se dio la vuelta y escupió una bola de fuego hacia el cielo mientras subía a su nube.

El ejército de los Koopa comenzó a correr sin dar tiempo a las Princesas de retirarse. Ella, con desesperación, trataron de correr hacia sus filas, pero no llegarían antes de que el ejército del dragón las alcanzara.

Que táctica tan sucia, atacar aún antes de que se cumplieran las cortesías habituales.

La princesa Rosalina y Daisy, al ver que no había escapatoria, voltearon hacia para encarar al ejército enemigo como valientes princesas, se tomaron de las manos y esperaron suspirando. Aún si morían, la guerra no se detendría, así que solo podían rezar porque sus fuerzas ganaran cuando ellas perecieran.

El ejército estaba a 80 metros de ellas, 70,  50, 30, 20, 10 y algo que nadie esperaba, las sorprendió. Fueron rebasadas por los miembros de su propio ejército, los cuales colisionaron con las fuerzas Koppas.

Habían ganado tiempo y la voz del responsable sonó detrás de ellas.

-Princesas, apresurense - Montando un Yoshi, Luigi les extendió la mano mientras llevaba las correas de otros dos. El dio la orden al ejército para avanzar.

Daisy estaba feliz de verlo, pero no había tiempo para saludos, tomó su montura mientras Rosalina subía a otra.

-Regresen, lideraré el frente - Explicó Luigi y avanzo a toda velocidad hacia el ejército enemigo.

Las Princesas estaban salvadas, así que regresaron a su puesto de mando mientras su corazón se calmaba.

Desde el lado opuesto del campo de batalla, Bowsette observaba con una sonrisa - ¿Lo vez? Te dije que encontrarían la forma de salvarse, siempre lo hacen.

Tatanga con el ceño fruncido, regañó a Bowsette - Entonces ¿Porque precipitarnos tanto? - Aunque en el interior, sentía alivio de que su princesa objetivo fuera salvada.

-Porque, mi amigo alien, quiero mostrarles la desesperación, no hay nada más divertido que ver a las personas llenarse con la esperanza y el júbilo de una victoria y destruirlos finalmente.

Solo así perderán las ganas de luchar.

Tatanga miró hacia el campo de batalla - Aún no veo cómo podrás darles esa desesperación, nos están ganando. Deberíamos mandar las naves.

-No te precipites amigo, ten paciencia.

El alienigena miró  bájala con preocupación, vino a esta batalla con la intención de darlo todo, pero ni el ni sus naves se habían movido.

En realidad, la batalla solo ocurría en tierra, las naves en ambos bandos estaban quietas y a la espera de órdenes.

Tras una hora de combate, el Reino Koopa había perdido a un cuarto de sus fuerzas básicas y a un general asesinado por Luigi, quien, poco después, llegó a donde estaba Bowsette.