Capítulo 3

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—Cariño, hemos llegado —La madre de TaeHyung giró sobre el asiento del copiloto y sonrió a su hijo.

—Gracias por acompañarlo, JungKook. Eres un gran chico —Él esposo imitó su acción pero sonriéndole al pelinegro.

—Solo quiero apoyar a mi amigo, señor Kim —Hizo una pequeña reverencia y salió del auto siendo seguido por él peligrís.

—Volveremos en una hora por ustedes —Informó su madre desde la ventanilla para luego mirar a su hijo con una sonrisa, nuevamente— Mucha suerte, hijo. Él señor Jung te espera en su despacho.

TaeHyung solo la miró con una expresión indescifrable mientras el auto se iba alejando cada vez más.

Ambos chicos giraron sobre sus talones para observar la blanca y pulcra iglesia que se exhibía frente a ellos. Pequeñas cruces doradas brillaban en las puntas de sus torres y un gran pintura de ángeles se mostraba en el frente. TaeHyung suspiró derrotado para luego mirar con pesar a su amigo.

—Entremos —Dijo el peligrís— Ese tal señor Jung me está esperando.

Los amigos entraron a la imponente iglesia con una sensación de incomodidad y cansancio. JungKook se sentía muy mal por su amigo, no todos los días tus padres te envían a la iglesia porque creen que estás endemoniado.

Su amigo lleva años de peleas con sus padres por la religión. A pesar de que TaeHyung no es ateo, no se siente muy a gusto con todo lo que impone la iglesia. Además siempre le han generado curiosidad los demonios, el infierno, el pecado. No quiere decir que sea satánico, todo lo contrario. Es solo un niño muy curioso.

A veces, sin que sus padres se entraran, TaeHyung se escapa hacia la biblioteca y leía libros sobre ocultismo y magia negra. Incluso descubrió, hace unos pocos meses, una sección prohibida en el sótano de la misma. Desde ese día se la pasa todas las tardes en ese lugar.

A un costado de la iglesia, justo al lado del confesionario, había una gran puerta de madera con una placa dorada que decía "Jung". TaeHyung se acercó a ella, seguido por su amigo, y golpeó tres veces con sus nudillos.

—Un momento —Una suave voz gritó del otro lado.

TaeHyung tragó saliva ruidosamente y secó sus palmas sudadas en sus pantalones.

—Iré a esperarte a los asientos —Le informó JungKook poniendo una mano sobre su hombro— Suerte.

A los pocos segundos de que él pelinegro se alejara, un hombre unos centímetros más bajos que TaeHyung abrió la puerta con una brillante sonrisa, casi tan brillante como el sol. Tenía una mirada dulce que transmitía demasiada paz, unos pequeños hoyuelos se marcaban por el costado de su boca y su cabello castaño caía como cascada sobre sus costados. Llevaba unos pantalones negros de vestir y una camisa blanca dentro de ellos con los primeros dos botones abiertos, que dejaba a la vista una pequeña cadena dorada con una cruz, y sus mangas estaban dobladas hasta la altura de sus codos.

Dividido (JIKOOK/KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora