Capítulo 5

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Que mi hermano sea bisexual me alegró demasiado, yo también lo soy. No sé ¿quizá podríamos salir del clóset juntos?

Fui a mi habitación y la ventana ya estaba arreglada, busqué mi celular y revisé mis mensajes, nada interesante. Así que salí y fui a hablar con mi hermano. Y si aprendí algo es a tocar la puerta. Así que toque y escuché que se rió, abrió la puerta y estaba sonriendo.

–¿Qué pasa?
–¿Por qué han feliz? –pregunté sonriendo también.

No me respondió entonces entré.

–Mati, yo también soy bi... –le conté mirando para abajo.
–No, yo no soy bi, soy gay.
–Ah tranqui.
–En serio Eli. –dijo sonriendo.
–Pero estuviste con chicas antes, como Belinda.
–¿Había que disimular no?
–Me hubieras dicho antes.
–No es tan importante. En serio. Pero eey, vos si sos bi. Dime, ¿con quién te diste cuenta?
–Belinda.
–Dios mío esa chica... ¿Hace cuánto?
–Dos años, pero me da igual.
–No le digas a papá. –Dijo esta vez más serio.
–Hagámoslo los dos, en algún momento tendremos que.
–No, Eli, no. Papá está muy sensible con ese tema.
–¿Cómo sabes?

Suspiró.

–Eli, no importa eso, simplemente no lo hagas. Prometelo.
–Ok... lo prometo.

Me fui a mi cuarto a buscar mi pijama y luego me fui a bañar. Mientras me bañaba me acordé de lo que me contó Lim sobre su madre Rosy, que lo golpeaba. Y me sentí muy mal por no haberle hablado hoy sobre eso. Así que al terminar de bañarme decidí mandarle un mensaje.

Yo: Liimmm cómo estás? te parece si mañana hablamos sobre tu mamá? quizá podríamos ver qué hacer para que no te moleste más :)

Lim: gracias eli, está bien. mañana hablamos.

Me fui a dormir. Soñé con Pablo, no recuerdo qué, pero estoy segura de que estaba él.

Me levanté e hice mi rutina. Agarré el almuerzo, desayuné y me fui a la casa de Natalia para esperar el micro. Sandra y su hermano Pablo también salieron y vinieron, como de costumbre.

–¿Y Nati? –preguntó Sandra.
–No sé. –me acerqué a la puerta y toqué, la mamá de Natalia salió.
–¿Está Nati? En unos minutos viene el micro. –preguntó Sandra.
–No, ayer salió con Sergio y no volvió. Llamé a la mamá de Sergio y tampoco sabe dónde está él. Llamamos a unos policías ayer y dijeron que los iban a buscar. –todos nos quedamos boquiabiertos sin decir una palabra.
–Chicos, nos harían un gran favor si no le dicen a nadie, sobre todo a sus padres. –dijo el papá de Natalia que también salió.
–Pero es mejor que todos se enteren para poder buscarla mejor. –agregué.
–No, Elizabeth, sabemos cómo manejar esto. –dijo su mamá, y cerró la puerta.
–Chicos, vamos a mi casa mejor. –dijo Pablo. Y ahí fuimos.

Vino el micro, nos subimos, y obviamente tampoco apareció Sergio. Dios Natalia... ¿dónde estás ahora?

–Eli... –dijo Pablo sentándose al lado mío. –Vamos a tratar de encontrarlos, en serio, tranquila. –dijo tocándome el brazo.

Y no pude resistirlo, empecé a llorar, algunas personas me vieron pero me cubrí para que no preguntaran. Pablo me abrazó y sacó mis auriculares de mi mochila. Me los dio y me sonrió. Empecé a escuchar música y me calmé un poquito. No sé, estar con Pablo a veces me hace olvidar a Dylan.

Recordé que iba a hablar con Lim hoy, sobre su madre Rosy, la que todos pensaban que era perfecta y siempre sonríe, pero que resulta ser una maldita abusadora.

–¿Qué pasa? –preguntó Pablo al verme pensativa por Lim.
–Es Lim, hoy tengo que hablar con él sobre algo.
–¿Sobre qué?
–No puedo decirte.
–Entonces te lo digo yo, creo que su papá le pega. –Lo miré muy seriamente. –Te vi hablando con él el domingo, ¿te dijo algo sobre eso no?
–¿Por qué pensas eso?
–El jueves pasado, o el miércoles, ya no me acuerdo. Fui a su casa a la pileta, y tenía bastantes moretones... y algo peor.
–¿Qué? ¿qué tenía?
–Creo que tiene depresión, tenía cortadas en sus brazos...

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