Capítulo 4

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–Tranquilo pa. No es para tanto...

Habían muchísimos dólares encima de su escritorio, y estaba mi mochila también, adentro habían más billetes.

La verdad no sabía por qué se había asustado tanto, sé perfectamente que tenemos mucha plata... espera, ya lo vi. Al lado de los billetes habían bolsas con droga, inconfundible. Pero no, no era marihuana como la de Matías, esta era mucho más fuerte, cocaína con algo así.

–El... –me dijo acercándose a mi. No supe qué hacer o qué decir, entonces me quede quieta con la boca abierta viendo el escritorio.

Se acercó a mi y me tocó el brazo, yo lo aparté. La verdad es que no me lo esperaba para nada, él siempre tan feliz, tan bueno...

–Te drogas... tú también –lo miré a los ojos.
–No, no El, no, no me drogo. Esto no es mío...
–¿Qué? ¿las drogas o el dinero?
–Las drogas. Y ¿cómo que yo también? ¿quién más? –no supe que responderle entonces me fui a mi habitación otra vez. La mochila negra... Belinda la conocía, seguro ahí también guardaba dinero y drogas.

Empecé a revisarla y si, en uno de los bolsillos al fondo había un paco de billetes. Lo agarré y lo empecé a ver, me lo guardé, sea de donde sea, no era dinero limpio. Suspiré y me acoste en el piso a pensar. Apareció mi papá.

–Eli, no dig...
–Dame mi mochila, y llévate esa negra –lo interrumpí.
–Pe...
–Ya sé, no diré nada, dame mi mochila.

En ningún momento me levanté del suelo, ni siquiera lo quise ver a la cara. Cuando mi papá entró nuevamente para intercambiar mochilas le pregunté dónde estaban mamá y Matías, me dijo que comprando decoración de Halloween en Los Extremos.

Se fue en su auto a no sé dónde, se había llevado todo el dinero en mochilas, y obviamente la droga también.

Mensaje de Dylan
La pasé muy bien, vení mas seguido.

Por primera vez sonreí, dejé mi celular y me levanté. Salí de mi casa y fui a casa de Sandra, toqué el timbre.

–¡Hola Eli! –me dijo sonriendo. –pasa.
–¿Está Pablo? –pregunté mientras entraba a la casa.
–Fue con Nicolas.
–¿Nicolas? –se me hizo muy raro, ellos nunca hablan. Nicolas tiene nueve años y es un niño insoportable, aunque no, no habla casi nunca, pero chantajea mucho, siempre se quiere salir con la suya. Y además es muy inteligente, cuando él tenía siete, durante su fiesta de cumpleaños se dio cuenta de que me gustaba Belinda, y me amenazó con decirle a todos, entonces le tuve que dar 400 pesos. Gastó ese dinero un una pelota para su perro Titanio, ese es el perro más mimado del mundo, es un Pastor Alemán que ahora tiene nueve años, todos lo queremos mucho, es muy amoroso y siempre se emociona muchísimo cuando ve a Sandra.

En fin, me fui de tema.
–Si, Pablo cree que Nicolas le robó su laptop.
–¿Por qué?
–No sé, pero bueno, ¿querés un yogurt?
–Dale.

Mientras ella estaba yendo hacia la heladera su celular vibró, lo había dejado al lado mío.

–Revisa quién es. –me gritó.
–Es Sally, quiere hablar con vos sobre "lo de ayer".

La cara de Sandra cambió y se dio vuelta. Suspiró.

–¿Qué pasó ayer?
–Nada, solo... se enteró de que me gusta Matías, y sabes, a ella también le gusta.
–Dios ¿qué le ven a mi hermano? –ella sonrió.
–Bueno, y ahora me anda fastidiando todo el tiempo con que lo deje en paz.
–Pero vos tenes 16 y ella 20, no entiendo por qué se amarga por vos, digo, es obvio que nunca estarás con Matías. –dije riéndome y ella me miró muy seria. –o sea, aún no, él es mayor de edad.
–Olvídalo. Te voy a traer el yogurt.
–No, no importa. Vamos a las hamacas. –ella sonrió, siempre le ha gustado ir a las hamacas conmigo.

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