3.- Jeremy

284 54 12
                                    

Capítulo 3

4

Lincoln, Nebraska.

—¿Estás seguro de que es lo mejor para él? - Preguntó Wendy, ella era una vieja amiga de Ashton, alguien de su generación que no tuvo el placer de conocer a Calum en persona hasta unos años atrás en el festival de arte típico en Lincoln.

—Lo es, desde el primero no ha tenido tantas pesadillas - aseguró.

—¿Y tú? - ella se sentía preocupada, no podía meterse en el camino de Ashton o por lo menos no como debiera hacerlo. Wendy era completamente fiel y también conocía algunas personas de la lista de Ashton. En especial al que seguía. Ella no tenía intenciones de detenerlo.

—Yo me encuentro perfecto si Calum lo está.

—Bueno, él estará bien entonces por esta noche.

—Gracias, Wendy.

Ashton fingió sonreír y salió de aquella casa. Condujo por treinta minutos hasta el pequeño pueblo cercano a donde Jeremy Collins vivía con su madre y padre, y justo aquel día, según lo que Wendy le decía, iba a un bar.

Ashton era cuidadoso, sentía que con cada asesinato se volvía más fuerte, ágil e inteligente. En el camino, recordó como había hecho el trabajo con Bianca. Alfileres; porque ella había tenido esa idea con el grupo de encajarle a un chico ciego alfileres por cada respuesta mal. Ashton en aquellos años no supo cómo había sucedido, ni siquiera podía imaginarse algo tan cruel, no fue hasta que lo comprobó con sus propios ojos.

Bianca había encajado el primer alfiler en la mano izquierda de Calum, obligándolo a no gritar, Ashton había ido corriendo hasta él y sí, fue golpeado por los demás, llamándolo débil y poca cosa. Pero ahora las cosas cambiaban, ahora no era débil, pensaba con orgullo, mirando su bolsa de herramientas.

Estacionó su auto a dos cuadras del bar, y se colocó el uniforme para camuflarse entre el personal del restaurante, sólo así podía ingerir la misma droga que le dio a Bianca.

—¿Malcolm? - el gerente preguntó al verlo, Ashton asintió-. Muy bien, hoy tenemos casa llena, atiende a los que están allá.

Y así fue, hasta que vio a Jeremy entrar, iba con una mujer y a juzgar por su vestimenta, no era precisamente algo más serio que una noche.

—¿Algo que deseen ordenar? - preguntó Ashton a la pareja, manteniéndose en perfil bajo ante la mujer.

—Dos cervezas - dijo con indiferencia y sin mirar a Ashton.

Y eso iba a ser uno de sus trabajos más fáciles.

Aquella droga, combinada con el alcohol provocaba un estado de confusión, pérdida de memoria temporal, mareo y un sentimiento de ser perseguido. Se necesitaba una simple dosis, la cual llegó en la quinta cerveza.

Cuando Jeremy se puso de pie para ir al sanitario de hombres, Ashton actuó con rapidez entrando después de él y colocando el letrero de servicio.

Jeremy se miró al espejo, podía verse en sus pupilas una dilatación extraña, movió su rostro y lo mojó con agua.

—¿Qué me sucede? - se preguntó en un susurro.

—¿Se siente bien, señor? - Ashton preguntó.

—No... ¿Dónde estoy? ¿Tú puedes ayudarme? Quiero regresar a mi auto - pidió sin soltar su cabeza.

—Lo ayudaré, salga y diga a su acompañante que no está disponible - le indicó, mostrándole la salida. Ashton en ese momento se retiró la camiseta que llevaba, comportándose como si fuera un cliente más.

Al salir, se dio cuenta de que la mujer ya no estaba y Jeremy se encontraba sentado, aún con la mirada perdida, decaído completamente. Ashton fue con él y lo ayudó a levantarse.

—Exacto, ayúdalo- le dijo una señora-, se ve muy mal.

Ashton bajó la mirada y asintió. Tomó los brazos de Jeremy y lo guío hasta la salida del bar. Lo subió en su propio auto en la parte del copiloto y Ashton de lado del conductor.

Se colocó guantes de látex y condujo las tres calles hasta el suyo propio, para ese momento, Jeremy estaba casi inconsciente. Y una vez que lo colocó en la parte trasera del auto, manejó hacia una granja deshabitada, el granero era perfecto para el trabajo que Ashton haría.

Amarró los pies y las manos de Jeremy, de la misma manera que lo hizo con su víctima anterior, sin embargo, esta vez no dejó que despertara.

Tomó la máquina de electricidad que llevaba especialmente para esa ocasión, y la colocó en los dedos pulgares de Jeremy, soltando la descarga.

Ashton tarareaba una melodía típica de Nebraska, una canción que usaban los granjeros para matar a los animales y sentirse menos culpables, sin embargo, Ashton lo hacía burlándose de aquello.

—Despertaste- alzó ambas cejas-, no, no, no intentes hablar, no lo puedes hacer.

Sonrió y después le enseñó de nuevo los cables de electricidad, Jeremy abrió sus ojos, llenos de miedo y terror, las lágrimas y el sudor corrieron por su rostro.

—Jeremy Collins... Siempre fuiste muy valiente... Demonios, uno de los más valientes de tu generación. - Ashton en esta ocasión parecía disfrutarlo más-. ¿Recuerdas tu fascinación por la electricidad?

Jeremy no hizo nada, tan solo se podía escuchar su respiración agitada.

-Hay una persona en todo el mundo que lo recuerda todos los días de su vida... - el enojo en la mirada de Ashton era notoria, porque ahora tenía presente mejor que nunca su objetivo-. Habrá muchas cosas que puedo prometer en este instante, Jeremy... Como: nadie va a escuchar los gritos de dolor, vas a sufrir demasiado... pero, sobre todo... Desearás no haber hecho esa pequeña e inocente broma.

Ashton volvió a encender la corriente, dejándola durante más tiempo, pero no para que Jeremy quedara inconsciente.

Su siguiente movimiento fue dejarlo lo suficientemente débil y realizarle las mismas cortadas que Calum tenía por su culpa. Por último, Jeremy sufrió y sufrió corrientes de electricidad hasta morir.

Ashton no dejaba de tararear la canción, a sus oídos solo llegaba esa melodía. Y cuando los gritos de Jeremy cesaron, Ashton terminó su trabajo, así como terminó Bianca.

5

A cuarenta y cinco kilómetros de Lincoln, el investigador Gilbert recibía los resultados de la autopsia de Bianca Mickelson, comprobando el tipo de droga que estaba en su organismo, las marcas de su cuerpo y el tiempo que había sufrido de tortura.

Del otro lado de su escritorio, tenía el expediente de la vida de Bianca, tanto amigos como familia, pero nada le confirmaba sus sospechas de venganza. Aunque él lo sabía, era la única respuesta a tan alto crimen.

Aquella noche, su puerta fue tocada.

—Adelante.

—Señor, encontraron algo en el cuerpo de Bianca.

—¿Qué es?

—Al principio se creyó que no habría nada en las uñas de Bianca, pero los forenses confirmaron que hay un ADN diferente- Johnson llevaba una carpeta en su mano y la dejó sobre el escritorio-. Es de él.

—Quiero saber todo, absolutamente todo.

Gilbert, por primera vez en días, se podía sentir un poco aliviado, pensando que sí, estaba llegando al asesino, creyendo que aquella información era verdadera. Porque no tenía ni la más remota idea de que su verdadero criminal era mucho más hábil.


Cover Me | CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora