Era un viernes, me desperté nuevamente y como de costumbre. Otro día más. En la universidad teníamos que rendir varios exámenes, por lo que estaba bastante nerviosa. Cuando llegué al aula, me senté al lado de Annie y le conté lo que había pasado el día anterior en la clínica. En el momento en el que le conté la descripción del chico, quedó completamente sorprendida, aunque no entendía bien por qué, pero antes de que me pudiera decir nada, el profesor entró y todos nos quedamos callados.
- Creo que sé quién es ese chico - Dijo Annie en voz baja.
- Cuéntame después - Le dije entre dientes, para no alertar al profesor.
Annie me miró impaciente, pero aceptó. Cuando finalizó la clase Annie me dijo:
- Te iba a decir quién creo que es ese chico.
- ¡Lo siento! Llego tarde al trabajo, ¡el lunes me cuentas!
Salí corriendo mientras miraba la hora en el celular, Annie se me quedó mirando con enojo. Llegué a la clínica para notar que en realidad era bastante temprano. De todos modos entré y me fui preparando. El día transcurrió bastante normal, le pregunté a mi jefe como había salido la operación del día anterior.
- Bien, logramos salvar al perrito, pero tuvimos que amputarle una patita al pobre, era irrecuperable -.
Asentí con la cabeza mientras me ponía los guantes. Llegó la recepcionista, y comenzaron a dar los turnos. El primer paciente fue una perrita, estaba a punto de dar a luz a sus cachorritos. Tenía complicaciones, pues era una bulldog, así que tuvimos que hacer una cesárea de emergencia. Fue la primera vez que hacía de ayudante en una cirugía. Logramos sacar a 5 lindos cachorritos. Los turnos fueron pasando y cada vez se hacía más tarde. Cerca de la hora de cerrar salí al pasillo a buscar implementos. Cuando baje la mirada vi a un inquieto gato en un bolso para mascotas, el animal era gris con rayas negras. Sonreí y miré hacia arriba, allí estaba de vuelta Josh. Tardó unos segundos en darse cuenta de que lo estaba viendo, y cuando lo hizo, sonrió.
- Puedes pasar - Le dije mirándolo mientras sonreía.
Me pareció que se sentía algo avergonzado por lo del día anterior pero no le presté atención.
- ¿Qué pasó que volviste tan rápido? - pregunté integrada.
- Me di cuenta que el gato está un poco gordo, ¿no es así? -.
Efectivamente el gato era algo gordo, pero con la agilidad que saltaba y corría era casi incompatible. De todas formas me pareció que era una excusa para volver, pues no parecía una preocupación muy convincente, pero no sabía por qué. Para no ser descortés, afirmé lo que él decía y simplemente le dije que redujera unos gramos la cantidad de comida diaria. Pareció estar disconforme con la respuesta, o más bien el poco tiempo que tardó la consulta. Era la hora de cerrar así que nuevamente lo acompañé hacia la puerta. Al cerrar, Josh me pregunta:
- Uh, oye, ¿te gustaría ir a tomar algo?
Yo lo miré sorprendida pero respondí con sinceridad.
- Claro, no hay problema - En mí se mezclaba el hambre que tenía luego de estar todo el día allí, y las ganas de conocer a ese chico.
Lo acompañé a dejar al gato y fuimos a un bar cerca de ahí. Pedimos unas cervezas.
- Perdón si fue tan repentino que quisiera invitarte, pero quería conocerte, como imagino que nos veremos bastante de ahora en adelante...- No se veía muy seguro de lo que decía, me pareció una excusa para ocultar algo más. Me preguntó sobre mis estudios y sobre de dónde venía. Era realmente gracioso y a veces me quedaba tiempo mirando sus ojos, era muy tierno cuando sonreía. Me dijo que era baterista en una banda.
- Con razón esos músculos - Pensé a mis adentros.
Luego nos despedimos y yo me dirigí a mi casa. Realmente me puse a pensar en ese chico, era muy muy lindo.
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