La charla con mi amigo Eduardo me había dejado helado. He incluso me debatí entre contarle o no a Fabiana, decidi no hacerlo, solo la haría sugestionarse con el asustó. Decidí solo guardarlo para mí.
Esa noche salió cansada y de mal humor de clases, así que llegó a bañarse para poder descansar —¡Ahhhh!—un grito procedente de la ducha me alertó —¡¿No pudiste conectar el agua caliente?! —grito ella desde el baño. Algo que se me hizo raro pues en cuanto llegue del trabajo hice.
—¡Amor, por supuesto que lo hice! —acto siguiente me levanté de la cama y me topé con ella en la puerta del baño.
—¡Pues anda a tocar el agua a ver si lo hiciste! —hice lo que dijo, tenía razón, el agua parecía que venía desde el mismísimo polo norte.
—Lo hice amor, ¿no se que sucedió? Conecte el calentador en cuanto llegue del trabajo. —Ella solo se secaba el cabello, estaba muy molesta.
—Pues ve. —Tome una linterna del cajón y salí del cuarto. Primero pase a la cocina por unas cerillas. Fui hasta el patio se encontraba totalmente oscuro, no había podido poner un foco puesto que no había cableado para conectar una bombilla. A la casa le hacían falta muchos arreglos pero con paciencia quedaría estupenda. Me puse la linterna en la boca y alumbre el calentador de agua, donde había conectado la llave del agua se había zafado, pero aquí lo raro es que parecía que alguien la había arrancado. No podría hacer nada por ahora, no sin luz, Fabi tendría que calentar agua en la estufa.
Al entrar a la casa un viento helado soplo, trayendo consigo un olor apestoso, supuse que provenía de la coladera, cerré la puerta y rocíe aromatizador, era un aroma realmente repugnante.
—¡¡Aldo!! —grito Fabiana desde el cuarto —¡¡otra vez ese olor asqueroso está saliendo de la coladera!! —Puse los ojos en blanco ¿Que podía hacer yo?
—¡¡Si, yo también lo olí!! —Grite. Subi llevando el aromatizante conmigo. Entre rociando todo el cuarto, he hice lo mismo en el baño. Estaba por salir cuando algo en la coladera llamó mi atención, era un mechón de cabello, estaba muy enredado, pero no era ni mío ni de Fabi, pues era color negro. Lo jale tan fuerte que la tapa se vino con el, al sacarlo ví que era, una rata de buen tamaño estaba enredada en el cabello. Mi impresión fue soltar un grito de asco, a esto llego Fabi detrás mío. Ella sí que pegó un grito, le tenía terror a las ratas.
—¡Aldo, saca eso, saca eso por favor!
—Tranquila cariño, está muerta.
—¡¡No importa!! —chillo—¡¡no la quiero ver!!
—Esta bien, está bien... la pondré en una bolsa —Muy a lo que piensan las mujeres de los hombres, eso de que somos super valientes y no sentimos asco o miedo de nada, pues se equivocan, solo "aparentamos" ser valientes para no dejar nuestra hombría en vergüenza. Hice acto de valentía y tomé dos bolsas donde metí mis manos, con unas tijeras corte el cabello enredado en la tapa de la coladera y lo metí en otra bolsa junto con la rata. En ese momento creí que por eso era ese olor tan pestilent, pero después pensé ¿Como carajo pudo llegar hasta la calle? Entonces descarte la rata.
Baje y la puse en la bolsa de basura, pasaba temprano aquí así que la sacabamos por la noche.Miré la calle, se encontraba totalmente vacía, eran solo las once, supongo que es uno de esos fraccionamientos donde todos se temprano. Regrese al cuarto y Fabi había encendido el televisor, estaba viendo una serie de esas para chicas, yo tome mi celular y abrí YouTube —¿Tiraste esa porquería?
—Aja...
—Te juro que nunca ví ese cabello en la coladera, ¿Como podía estar ahí? Es tan raro.
—Tranquila, ya no está.
—Es que de haber sabido que esa cosa estaba justo bajo mis pies, ahhh... —segundos despues le dieron escalofríos.
—Hey —me acerque a abrazarla—ya paso, todo está bien. Yo cuídare de ti mi niña.
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Relatos para no dormir (Finalizada)
HorrorNo volverás a ver tu alrededor de la misma manera. Y mucho menos a los demás.