Capitulo 3: Llegamos a Sunagakure

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-Ahhh, ¡Al fin! – se permitió exclamar con gran alivio, al ya poder divisar no muy lejos la gran muralla que rodeaba a Sunagakure. Una hora mas en medio de ese cruel desierto y hubiera terminado por desmayarse de tanto calor.

Conforme se fueron acercando la muralla crecía mas y mas, tanto en tamaño como en extensión. Al estar relativamente cerca pudieron observar un reducido grupo de personas, aparentemente esperando la llegada de ellos.

Una vez que estuvieron cerca pudieron notar que se trataban de Temari y algunos otros ninjas de la arena.

-Bienvenidos a Suna, espero hayan tenido un buen viaje– la rubia dio un paso al frente y le dio la bienvenida al grupo como era debido.

-Se lo agradezco, Temari-san – respondió en nombre del grupo el líder, Hyuuga Neji.

-Vengan, les mostrare el camino al que será su hogar las próximas semanas. – indico cortésmente, al mismo tiempo en que miraba al Nara. Un pequeño sonrojo, apenas perceptible apareció en sus mejillas, lo cual no paso desapercibido ante los ojos de la Yamanaka.

La portadora del abanico se dio media vuelta y comenzó a caminar con ese garbo que le caracterizaba, siendo seguida por los ninjas de su aldea y por los de Konoha.

-Espero que su estadía en Sunagakure sea de su agrado, mi herm…. El Kazekage no puedo venir a recibirlos por que tenia algo de trabajo pendiente que no podía aplazar, así que en su nombre me disculpo- comenzó a hablar la rubia mecánicamente, como si se tratase de un discurso ensayado o algo por el estilo.

-Tsk… Temari… - el Nara se había adelantado un poco, para quedar a la par de la de cuatro coletas. No la había saludado como era debido y quería hacerlo. Aquello no le agrado a Ino en lo absoluto. – Dejemos las formalidades, nosotros ya nos conocemos… - agrego tranquilamente, con su típico tono de voz perezoso.

-Ahh – suspiro, para luego sonreírle – Si, tienes razón… Díganme ¿Cómo han estado muchachos? – y aquello fue el inicio de una amena y larga conversación durante el camino en la que participaban activamente Shikamaru y Chouji, quienes caminaban a la par de la de cuatro coletas.

Mientras Ino se había quedado en hilera con Shino y Neji a sus lados. –Perfecto- pensó -De nuevo esa arpía que desea clavarle las garras a Shika-

Sacudió su rubia cabeza para intentar librarse de aquellos pensamientos, a ella que mas le daba que sus amigos estuviesen platicando con la de la arena… No es que ella fuera mala persona, no, en absoluto. Solo que… no le agradaba del todo, podía notar como ella gustaba de Shikamaru.

Y poco después volteo a ver al Aburame con una sonrisa, en busca de una distracción, aunque no pudo descifrar el gesto de este, ya que, como era habitual iba tapándose la gran mayoría del rostro – Vaya, hemos caminado tanto… Espero recordar el camino a donde nos quedaremos – comento, recibiendo únicamente un asentimiento por parte del Aburame.

-Eres un ninja, ¿acaso tus habilidades son tan pobres como para no poder recordar unas simples calles? – intervino atacando verbalmente el prodigio.

- ¡Oye, no es mi culpa que todas las malditas calles aquí se vean exactamente iguales! – reclamo la rubia, ahora fijando su mirada en el. Maldecía el momento en el que Tsunade lo había nombrado capitán del equipo… y mas maldecía el momento en que había sido asignada a la misma ''misión'' que el. Menos mal que el Hyuuga había estado todo el camino en silencio, concentrado en cualquier peligro que pudiese provenir del desierto, pues bien era sabido por todos que en los últimos tiempos había muchos ninjas renegados rondando el desierto. Areneros, les llamaban. Para su suerte no se habían topado con ni uno en su camino, y lo mejor era que como el Hyuuga había estado ocupado con ello, se había concentrado mas en vigilar los alrededores que en molestarle.

Lisianthus y CactusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora