Capitulo 7: una comida mas, una idea mas

343 23 0
                                    

No supo en que momento ocurrió, pero definitivamente había sucumbido a los brazos de Morfeo. Su dulce sueño se vio interrumpido por una sensación de resequedad y molestia en la garganta. Paso su mano sobre su dorado flequillo, apartando los cabellos de su rostro.

Si bien había estado durmiendo plácidamente hasta el momento gracias a la mullida cama y almohadas, la sed había osado interrumpir su sueño. Aun en la oscuridad frunció el ceño con molestia. Estaba a punto de ponerse de pie cuando sintió algo pesado rodeando su pierna derecha. El yeso. Lo había olvidado totalmente.

Aquel dolor viajo nuevamente por su ser, que si bien ya lo sentía en menor medida, permanecía frescamente vivida la sensación del sonoro crack junto con el calor en su tobillo derecho. Tomo aire profundamente tratando de aliviarse, pero termino refunfuñando al encontrar solo aire caliente y espeso. Su mirada viajo por toda la oscura habitación, en un vano intento de adaptarse rápido a la oscuridad.

Con ayuda de las palmas de sus manos se apoyo e intento reincorporarse en un vano intento, finalmente su cuerpo demostraba los estragos de un largo día y la lesión sufrida, además del chakra empleado para curarle en gran medida. En dichos momentos deseo enormemente un enorme vaso con agua fría, deseo que difícilmente se cumpliría ya que todos seguramente se encontraban dormidos, y ella no osaría gritonear a altas horas de la noche en la mansión del honorable Kazekage, aunque la idea sonaba por demás tentadora. Ese vaso de agua lo anhelaba con todo su ser, su cuerpo lo pedía a gritos.

Al cuerno todo protocolo y normas de conducta. Gritaría hasta que alguien viniera para brindarle el servicio que requería. Y con aquel pensamiento y los labios separados, se vio obligada a sellar nuevamente su boca rosada al escuchar unos pasos aproximarse.

Achico los ojos e intento distinguir en la oscuridad, percatándose de que la puerta de su habitación estaba abierta desde hace quien sabe cuanto tiempo y que alguien acababa de introducirse a su habitación. Antes de que pudiera reaccionar se vio todo iluminado por una tenue luz proveniente de la lámpara que tenia a su extremo derecho sobre la cómoda, gracias a lo cual pudo distinguir una alta e imponente silueta de rojos cabellos de fuego y un par de gemas aguamarina, con aquello instantáneamente jalo la sabana blanca de seda, para compensar la escasez de prendas sobre su cuerpo.

El joven kage se había preparado para la situación, ya traía consigo un vaso de agua que coloco sobre la cómoda. Se aproximo a ella y, con movimientos torpes y las manos temblorosas acomodo sus almohadas. Tomo aire e intento tranquilizarse ante lo que haría próximamente, evitando todo contacto visual olímpicamente.

Sin decir palabra alguna, poso sus manos dudativamente en el contorno del curvilíneo cuerpo de la fémina, causando gran sorpresa en ella y una revolución en el interior de ambos. El permanecía impávido, su rostro solo reflejaba serenidad; en cambio ella tenia los ojos bien abiertos, no tenia idea de cuales eran las intenciones de el. Por la mente de la rubia viajaron pensamientos fugaces en donde existía una posibilidad de que el comenzase a acariciarla. Se sonrojo enormemente al descubrirse a ella misma con aquel tipo de pensamientos tan indecorosos.

El pelirrojo agarro firme pero delicadamente su cintura, como si de una fina muñeca se tratase y sin problema alguno, usando sus fuertes manos hizo que ella se reincorporara, para que así quedase medio sentada con aquel soporte de almohadas tras si. Si bien hizo esto rápidamente alejo sus manos de la rubia, como si su cintura se tratase de un metal caliente a rojo vivo que acabase de mover, a pesar de haber efectuado tal contacto por encima de la sabana de seda.

Lisianthus y CactusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora