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Te seguí.

Vi tu mano y...

No lo esperaba. Mi mente estaba en otro lugar.

¿Salvación?

Levanté el rostro; y fue como si levantara mi pared. Delante tenía tu mano y casi escuchaba brotar del cielo y de mi alrededor las palabras: Tómala, confía, ven a mí.

— ¿Vamos?

Ya no quería sentirme así, no podía... pero era verdad que allí no encontraría otro amor como ese: un amor de miradas y letras, de poesías en pocas palabras, de sonrisas, de arrogancias que al alma enaltece. De amores que llegan a tu alma.

¿Y por cuánto tenía que hacerlo?

Miré mis manos... no debía llorar. Estaba en un lugar público. Mi amor era para él; le esperaría.

¿Por qué la nota? ¿Por qué este amor ahora? ¿Así se siente enamorarse? ¿Duele tanto? ¿Te acongoja? ¿Hay cosas que sobran...? ¿Nadie termina estando junto a otro amor? ¿El tiempo siempre lo arrebata?

Era otro día en un nuevo lugar pero lo sentía como otro día sin saber de él y esperarlo.

Sabía que no volvería. 

Guardé con luz y esperanza la esperanza misma junto a su nombre y la rosa de aquel día que no volvería a pintarse de color carmesí.

Me tendría que bastar con la retrospectiva. 

Retrospectivas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora