El Venezolano, siempre supo que de acuerdo al esfuerzo sería la recompensa, es decir, si obtenías un Titulo Universitario, lograbas hacer una linea imaginaria entre el salario mínimo y tus aspiraciones a un cargo dentro de una organización.
Hacer carrera en la misma, ganar experiencia. Estabas en pleno derecho de aspirar y querer mas, como por ejemplo. Tener un carro, casa, cocina empotrada, familia y pare de contar.
De eso estamos hechos, conseguir buenos resultados, porque habías trabajado. Sin embargo, tristemente ahora se cierran las puertas a los sueños por mas pequeños que sean, cuanta tristeza, frustración, sueños truncados, solo Dios sabe cuanto desconcierto sufre un venezolano.
Nuestros jóvenes se"deben ir" como toda una obligación de su País, a rodar más que pelota de ping pong, mientras logran el tan anhelado sueño de establecerse. Y los no tan jóvenes con hijos, deben someter a sus hijos a la incertidumbre y convertirse en una familia en distancia, separados con todas sus carencias afectivas para satisfacer la económica y un problema, que todavía, no se haya como resolverse.