—No podía dejarlo allí —Yoongi murmuró, afianzando el agarre que tenía sobre la taza llena de café humeante que Seokjin había preparado para él—, lucía tan perdido y desconcertado, dijo que estaba esperando por su padre, que él le había pedido que se quedara allí, sentado en la banca del parque mientras regresaba. El pequeño estuvo allí por horas y aún cuando me ofrecí a ayudarlo, dijo que no quería marcharse, porque su padre vendría por él pronto. Él realmente pensó que su padre volvería, Gguk.
Las mejillas de Yoongi estaban empapadas por la lluvia y por sus lágrimas y el pecho de Jeongguk se contrajo con dolor, el punzante recuerdo de sus propios días en las calles golpeando en su mente. Él podía rememorar todas las terribles sensaciones que se habían apoderado de su cuerpo en ese entonces, desde el hambre hasta la ira, como si hubiera sido ayer y aquello solo lo llevó a envolver sus brazos fuertemente alrededor de Yoongi, quien temblaba sin control contra su pecho.
—Está bien, cariño, vamos a encargarnos de él por ahora. —Murmuró, con los labios cariñosamente presionados sobre el cabello húmedo de su compañero.
— ¿Podemos hacerlo? —Jimin, que se encontraba escondido en los brazos de Jaebum, preguntó—, es decir, Jeongguk pasó por la misma situación que el pequeño y Yoongi se hizo cargo, pero han pasado años desde eso, las cosas han cambiado, la ley ha cambiado y... Dios, no lo sé. —Jaebum suspiró profundamente ante el repentino cambio de humor de su omega, repartiendo suaves besos sobre su rostro y acariciando su marca de apareamiento con dedos gentiles para tranquilizarlo.
—Por mucho que odie admitirlo, Jimin tiene razón. Las cosas son distintas ahora, tal vez deberíamos dejar que la policía se haga cargo. —Seokjin respondió, luciendo como si pronunciar las palabras fuera una tarea sumamente difícil. Jeongguk supo, por el brillo avergonzado en los ojos del hombre, que él odiaba la idea al igual que todos, pero su trabajo como alfa de la manada siempre había sido el de aportar la voz de la razón.
El cuerpo de Yoongi se tensó entre los brazos de Jeongguk y éste no pudo hacer más que sostenerlo con mayor fuerza, el sentimiento de decepción que irradiaba del cuerpo de su pareja cayéndole como un balde de agua fría sobre el rostro. Él sabía que su compañero se rehusaría, su instinto siempre había sido más fuerte que su razonamiento y, pasado un tiempo luego de su apareamiento, la faceta sentimental que el hombre había intentado reprimir por tantos años, había florecido como un árbol en primavera.
—No- no podemos hacer eso —Yoongi sacudió la cabeza, negándose a mirar al alfa de la manada a los ojos—, sabes lo que ocurre con los niños abandonados, Seokjin. No podemos permitir que sea enviado a un hogar, tiene solo 5 años, él probablemente ni siquiera entiende lo que está ocurriendo ahora mismo.
—Yoongi...
—Deja que se quede por un tiempo. Podemos hablar con él, tal vez sepa el nombre de algún familiar al que contactar, o podemos llevarlo al parque todos los días, tal vez su padre regrese por él. Solo... solo deja que se quede por un tiempo, es solo un bebé. —El tono desesperado en la voz de Yoongi solo sirvió para alertar a Jeongguk, su lobo arañando las paredes de su mente con agitación ante el descontento de su compañero y, sin poder evitarlo, se encontró volviendo atrás, a ese día en que Yoongi le había tendido la mano y presentado a la manada; él había tenido la misma conversación con Seokjin, había peleado con dientes y garras por su estadía y había ganado. Jeongguk no dudaba que la situación se repetiría y no podía negar que su corazón se llenaba de calidez ante la idea de cuidar al cachorro junto a su compañero.
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heartache is a cold place ; kookgi
Fiksi PenggemarJeongguk acaba de presentarse como un alfa ante la manada. Ahora solo debe esperar a que su omega destinado haga aparición y así poder comenzar su vida como un lobo acoplado, suena sencillo, ¿verdad? Es una jodida lástima que él solo sienta deseos d...