Gran Maestro del Disfraz | Mo Dao Zu Shi

Apertura

Tragedia para dos

Era una noche como cualquier otra en un singular club nocturno, el espectáculo ya había comenzado, pero un par de amantes decidieron montar su propio show en una habitación alejada de todos. 

En aquel rincón se escuchaba el golpeteo de las carnes, así como las voces amorosas y las respiraciones entrecortadas. La voz más joven llamaba al otro como mi señor entre jadeos, mientras que la voz más añeja le decía que amaba oír su dulce voz llamándolo así. 

Otra ronda de sonidos apasionados inundó el lugar. 

Entre esos besos y caricias, el joven de la voz dulce desata su cabello negro que había estado sujetado con ayuda de una horquilla larga y brillante, y aprovechando su punta insertó el accesorio en el cuello de su pareja con fuerza y precisión.

— ¿Qué.... —el resto de sus palabras ya no se entendían porque su boca se llenó de sangre.

El joven se liberó de él y sólo observó. En su mirada se hallaba un extraño deleite ante la agonía del que había sido su pareja sexual hace unos instantes, pero, esta reacción era normal, ya que lo odiaba, él lo había rechazado y humillado hace muchísimos años, él había provocado todas las tragedias de su vida y de alguna manera lo rompió hasta convertirse en este ser desalmado capaz de hacer esto y muchas otras cosas más.

Disimuladamente se pellizcó el brazo para confirmar que no estaba soñando. Al descubrir ello, su cara parecía estar más excitada a comparación de hace unos instantes, e incluso se dio el lujo de reírse en la cara del sujeto moribundo.

—Supongo que no lo esperabas... —dijo mientras se limpiaba los restos de líquido varonil que tenía entre sus piernas—, pero ¿sabes? Yo lo he estado esperando más de la mitad de mi vida. Para ser sincero, no quería que simplemente murieras de esta forma, tenia grandes ideas para hacerte sufrir, pero... ¡Por alguna razón, siempre algo salía mal! Por eso, ya no quise correr el riesgo de que me descubran y no poder acabar contigo.

El joven asesino aprovechó en patear el cuerpo agonizante para que lo mirara a los ojos y le pusiera más atención a su monólogo.

—Si llegas a tener una próxima vida, recuerda no tener hijos —El hombre en el suelo con sus últimos minutos de vida se asombró ante su declaración, esta respuesta fue recibida por el joven que lo pisaba, que sin asco, manchó sus finos y delicados dedos con la sangre del moribundo y se marcó un punto entre las cejas—, si... así es, soy producto de esas uniones que tuviste hace muchos años. ¿Recuerdas mi cara? Me han dicho muchas veces que me parezco a mi madre, una encantadora mujer soñadora, enamoradiza y frágil... —Él volvió a reírse de su comentario—, por supuesto que no la recuerdas, no recuerdas cada mujer que tomaste o forzaste, porque solo eres un cerdo asqueroso que las usa para sentirse mejor consigo mismo y auto-engañarse  ¿o me equivoco, señor Jin?

Quitó su pie de él y negó con la cabeza.

—Y si no llegas a reencarnar, ojalá mi cara te persiga hasta en el infierno.

Después de limpiar algunas partes donde podrían estar sus huellas, salió del lugar. Sus ojos oscuros brillaban en medio de la noche y resaltaban en su pálida piel, realmente una escena bellísima. Se colocó su chaqueta negra, subió a su auto y se fue, como si no hubiese asesinado a nadie... dejando todo el burdel y al cadáver atrás, sin imaginar que alguien había estado siguiendo sus pasos.

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Nie MingJue era el jefe de los policías, y en los últimos meses estaba enfocado en los delitos violentos. Una serie de asesinatos estaba dándose a cabo en una de las zonas limítrofes de la ciudad.